Sasori dejó que Sakura se fuera con su jeringa en la mano. No era como si la quisiera corretear para quitársela. No era tan infantil como los idiotas de Konoha; no se arriesgaría a que los ANBU sospecharan de él por perseguir a una chiquilla que, después de todo, era mucho más rápida que él. Los de Konoha sí que habían perdido la cordura. Recordó cómo había juzgado a sus compañeros de Suna y negó con la cabeza antes de cruzar la línea invisible que determinaba el término del perímetro de los ANBU. Sus antiguos compañeros de la Arena no eran escandalosos como los idiotas de la Hoja.
Caminó mirándose las manos cargadas de bolsas. Chiyo no podía quejarse, ya llevaba su dichosa verdura y esos ingredientes que tanto había pedido. No la maltrataba y aún no la utilizaba como planeaba hacerlo; no le daba una mala vida. Sonrió de lado; esa anciana decrépita debía recuperarse pues tenía una misión muy especial para ella. Ambos sabían quién había sido el culpable de que su padre y su madre no estuvieran con él y aunque el autor de ese crimen ya había muerto, todavía quedaba un modo de saldar la deuda. Sería ella, la madre de su padre, quien haría el veneno perfecto para asesinar al legado del "Colmillo blanco" de Konoha.
Cuando llegó a la puerta de madera, volvió a leer y traducir el cartel que reposaba en la madera. Latín, qué difícil lengua, aunque le gustaba su pronunciación. Sólo por eso repitió la frase, para alzarse su propio ego. No tenía idea de que ese ego era justamente lo que lo salvaba de una muerte inminente.
Al entrar a la casucha, encontró a Chiyo hincada en la cocina, mirando por debajo del fregadero como si buscara algo. Vieja ridícula.
- ¿Qué haces ahora? - le preguntó mientras ponía las bolsas en la mesa.
- ¡Sasori! - contestó ella volteándolo a ver. - Se me cayó una fotografía tuya de cuando eras niño y no la localizo. Haz algo útil por tu abuela y ayúdame.
- ¿Por qué tienes una fotografía mía de esa época?
- ¡Soy tu abuela! Las abuelas normales conservan una foto de sus nietos, sobre todo cuando sólo tienen uno. - respondió Chiyo con el entrecejo fruncido. - Ayúdame.
- No, será mejor que se pierda. Ponte de pie, aquí está lo que me pediste. - replicó él dirigiéndose a la mesa que había en el fondo de la larga habitación.
- Ahora te estoy pidiendo que me ayudes a encontrar esa fotografía, Sasori.
- Como quieras, es tu antídoto, no el mío. - contestó sin darle mucha importancia.
Chiyo apretó los puños. No sabía qué error había cometido con ese muchacho tan insolente. Le dio cariño, lo ayudó a superar la muerte de sus padres, le enseñó a hacer marionetas; pero él simplemente decidió ser demasiado arisco con ella y con todos los que lo rodeaban. Su mirada indiferente y triste le había restado gran parte del atractivo que había heredado de sus padres, aunque no por eso dejaba de ser guapo. Chiyo era consciente de que en el tren de Suna muchas mujeres lamentaban su sentido del humor porque era de los más guapos. Incluso Temari, la hermana de Kankuro y Gaara, llegó a decir que era un desperdicio de belleza. A veces pensaba que tenía razón, pero luego veía su expresión cuando trabajaba en sus marionetas y veía lo equivocada que estaba. Su verdadera belleza no radicaba en su rostro, sino en sus habilidades y en la pasión con la que se desenvolvía al trabajar. Por esas características, aún confiaba que hubiera algún rastro de humanidad en ese corazón casi tan duro como la madera misma.
Dejó escapar un suspiro antes de ponerse de pie y caminar hacia la mesa para recoger los ingredientes del antídoto. Se asombró al ver las verduras que le había pedido. No creyó que de verdad las comprara, él no se hubiera molestado en hacerlo. Giró el rostro unos grados: Sasori ya trabajaba en el rostro de una de sus marionetas. Lucía tan concentrado y pacífico de esa forma. Parecía como si la persona que estuviera sentada en esa silla no fuera la misma que hace unos momentos se hubiera negado a ayudar a su abuela. Tal vez, sólo tal vez, sí tenía salvación.
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Artis gratia ars (Longfic SasoSaku)
FanfictionEn un mundo donde Danzou controla a las cinco grandes aldeas a través de trenes, donde no existen ninjas, donde Akatsuki no es lo que todos creían, donde Sasori no posee ilusión alguna y donde Sakura sueña con una revolución; donde ambos consiguen e...