Recuerdos

1.2K 126 25
                                    

Sasori ensambló el torso de su marioneta. La primera en esa tarde. Era consciente de lo mucho que bajaba la calidad de sus títeres entre más rápido los hiciera. Sin embargo, el tiempo le pisaba los talones y él debía apresurarse para que pudieran proteger a Sakura cuando el momento llegase.

Deidara se encontraba a sus espaldas, creando sus explosivos con los ingredientes que Sakura usaba para crear antídotos y venenos. De vez en cuando, Deidara le hablaba o preguntaba algún detalle sobre los ingredientes a Sasori, siempre señalando sus aptitudes como químico. Sasori, por supuesto, no le prestaba mucha atención; pero lo superaba la necesidad de Deidara por fanfarronear.

- En serio, Sasori no danna, deberías replantearte ponerle uno o dos explosivos a tus marionetas. No sólo para convertirlas en unas armas mucho más poderosas, sino para hacerlas un verdadero arte. - dijo mientras machacaba una piedra de bronce.

- ¿Insistes en eso? - preguntó Sasori sin mucho interés. - ¿Por qué quieres un arte que no vivirá más de dos segundos? El arte es eternidad, busca no ser efímero y que sobresalga en el tiempo, que no necesite esperar o ser esperado para que se le admire.

- Boberías. El arte es un segundo capaz de marcar la vida. Un instante puede ser más intenso que todo un año.

- Sin embargo, ¿de qué sirve ese instante si nunca podrás comprobar su efímera existencia?

- A eso me refiero. - dijo Deidara con una sonrisa. - Cada acto artístico es distinto. Nadie verá el mismo arte.

- Qué estupidez. ¿Cómo trascenderá ese tipo de arte? - cuestionó, sin comprender una palabra que su compañero le decía.

- ¿Por qué debería de...?

Inmediatamente, escucharon la puerta de Artis gratia ars abrirse, seguido por tres voces masculinas y un ladrido. Tanto Deidara como Sasori alzaron la ceja, escépticos.

- ¿Qué fue eso? - preguntó Deidara. - ¿Y la oz de Hidan?

- ¡¿Qué demonios es eso?! - preguntó una de las voces.

- Es una oz. ¡Agáchense! - ordenó otra, más madura que la primera.

- ¡La voy a destruir, dattebayo! - gritó una tercera voz.

Sasori, impresionado tras haber reconocido aquella muletilla, se dirigió hacia la puerta verde. Deidara lo miró con extrañeza. No era de las personas que solían salvar a cualquier extraño, aunque por su mirada, podía asumir que esos sujetos no le eran indiferentes a Sasori. Tal vez Sakura tuviera que ver con ellos.

- ¿Qué haces? - le preguntó una vez lo vio amarrarse a los dedos esos dispositivos que usaba para colocar el hilo y movilizar a sus títeres.

- Uno de esos cabezas huecas es Naruto, amigo de Sakura. - respondió Sasori antes de abrir la puerta y arrojar un hilo anudado a una cuchilla hacia la enorme oz de Hidan.

Por fortuna para los intrusos, la cuchilla de Sasori cortó la cuerda que sostenía la oz, la cual ya estaba a dos centímetros de la nariz de Naruto. Torpe.

- ¡Se los dije, 'ttebayo! - gritó Naruto alzando los brazos. - ¡Yo lo detuve!

- No fuiste tú, idiota. - respondió el chico de la primera voz. Sasori lo miró, a su lado, un enorme perro ladró como si le estuviese dando la razón a su amo.

Sasori observó a los tres hombres aún recargados en la puerta de Artis gratia ars. Mientras los examinaba, recordó las palabras que Sakura le había dicho acerca de sus amigos de Konoha.

"Después está Kiba. Él no sabe vivir sin su perro, Akamaru. Todo lo que hace, lo hace con él. Es divertido, ambos lo son; pero Kiba suele ser muy explosivo y tiene un olfato impresionante."

Artis gratia ars (Longfic SasoSaku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora