Enemigos

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Se encontraban en el vagón de Tsunade y Shizune. La primera había cerrado los ojos tras escuchar lo que el equipo siete tenía que decir. Mantenía los codos sobre la mesa y la barbulla recargada sobre sus dedos entrelazados. Evidentemente, no le alegraba en lo más mínimo lo que le habían confesado; eso sólo complicaba la situación de Sakura. Si antes creyó que estaba en peligro por no haber regresado al tren, ahora le preocupaba más el hecho de que pudiera encontrarse con ese sujeto.

Debió suponerlo: Sakura jamás se había interesado en un chico que no fuera Sasuke y no le parecía del tipo de mujeres que se encerraba por ver una cara bonita e inalcanzable. Eso vendría más en Ino.

Suspiró antes de abrir los ojos para observar al equipo siete. No sabían lo acertado que era su temor. En realidad, no tenían idea de lo que eso significaba. No sólo era el hecho de que Sasori pudiera pertenecer a Akatsuki - lo que era bastante probable - sino el pasado que tenía su familia contra Konoha. Dirigió la vista hacia Kakashi; no era culpa suya lo que había pasado años atrás, sino de Danzou, lo sabía. Empero, la venganza no ve más allá de los sucesos, no ve las razones, no ve los trasfondos. Y era a eso, a la venganza, a lo que le temía en verdad.

- ¡Deja de mirarnos así y dinos qué podemos hacer para salvar a Sakura-chan, abuela! - exclamó Naruto colocando las palmas de las manos en el escritorio frente a Tsunade.

En otra circunstancia, ella lo habría regañado por llamarla de ese modo, mas en esa ocasión no tenía la cabeza suficiente como para tolerar una discusión más con él. Lo comprendía, Sakura también era su alumna, también la quería muchísimo y le aterraba lo que pudiera pasarle.

- Pensarlo muy bien, Naruto, debemos pensarlo muy bien.

- ¡No podemos dejarla así como así hasta que pasen los cuarenta días! ¡Pueden lastimarla, dattebayo!

- Lo sé, pero tampoco podemos lanzarnos a la intemperie sin saber nada de su paradero. Si alguno de ustedes sale, es probable que los capturen y Konoha no necesita perder más hombres. - les recordó, adivinando que los tres pensaban de la misma manera. - Además, no olviden de quién estamos hablando: Sasori de la Arena Roja consiguió escapar sin levantar una sola sospecha, burló a los ANBU en sus narices y hasta el día de hoy no lo han apresado. No es ningún debilucho con el que se pueda pelear con facilidad.

- Tampoco nosotros. - dijo Sasuke sosteniendo con la diestra una katana que había mantenido en su cuarto como adorno.

- Esa cosa, muchacho, no se maneja como cualquier cosa; primero debes dominarla antes de presumir. - advirtió Tsunade. - No se lo tomen a la ligera, porque las cosas son más complejas de lo que creían.

- ¿Qué quieres decir? - preguntó Kakashi con seriedad.

- Yo conozco a la abuela de Sasori: Chiyo. Durante la última guerra, ella se encargó de preparar venenos para cualquier enemigo de Suna, pero yo siempre encontré la manera de rebatirlos. Encontraba los antídotos antes de que pudieran hacer efecto; por esa razón pudimos vencerlos. Asimismo, Orochimaru y yo hicimos vitaminas para los guerreros más importantes de la batalla. En conclusión, Chiyo me odia por arruinar sus venenos.

- Vale, pero de eso ya pasó mucho tiempo, no creo que Sasori le tenga rencor a Sakura sólo porque su maestra derrotó a Chiyo. - comentó Kakashi con una mano en la barbilla.

Tsunade lo miró con cierta melancolía. Era cierto, Sasori no parecía ser del tipo de personas que se fijaran en detalles tan alejados de sí; pero no era ese acontecimiento lo que ponía en peligro a Sakura.

- Me parece que todos en esta habitación hemos perdido tan siquiera a un familiar antes de lo que preveíamos, por lo que podemos comprender el dolor que sintió Sasori tras la muerte de sus padres.

Artis gratia ars (Longfic SasoSaku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora