Palabras incomprendidas

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Una voz, seguida por el sonido hueco de un golpe en la coronilla, rompió el silencio en la profundidad del bosque. Un trío de jóvenes paseaban sin prisa aparente y dos de ellos discutían. El tercero se mantenía a una distancia prudente para no ser arrastrado por los impulsos de la pelirroja, Karin.

- ¡Sólo decía que sería buena idea que nos dejaras ver a esos dos! - dijo el chico con el que Karin discutía, Suigetsu. - No es como si fuéramos a quitarte a tu Sasuke de papel.

- ¡Cierra la boca, inútil! - exclamó ella apretando contra sí un pequeño bolso amarrado a su cintura. - Tú romperías las fotos.

- En ese caso, dáselas a Jūgo. - respondió Suigetsu.

El grandulón detrás de ellos miró a Suigetsu con el ceño fruncido: no le gustaba que lo metieran en sus ridículas discusiones. Ambos le agradaban; había entrenado con ellos durante un largo tiempo y eran quienes controlaban su impulsividad asesina... cuando no la provocaban.

- Boberías, yo las... - se detuvo repentinamente. Jūgo trastabilló mientras evitaba golpear contra su espalda. Karin levantó el rostro mientras olisqueaba el ambiente. - Hay alguien muy cerca, prepárense. - advirtió antes de escuchar una pequeña cuchilla salida del este; iba a su dirección.

Sin sentirlo realmente, Suigetsu la sacó del peligro un segundo previo a desenvainar una espada bastante tétrica, que Orochimaru le había obsequiado meses atrás. Jūgo se colocó detrás de Karin para protegerla. Su cuerpo enorme y fuerte era suficiente para eso.

Un instante más tarde, un chico de su edad se posó elegantemente frente a ellos. Los miraba sin pesar o asombro; sólo había vacío en sus profundos ojos negros.

Suigetsu ladeó la cabeza, seguro de que ya lo había visto en otra parte, tal vez en uno de los escondites de Orochimaru. O quizá, se trataba de uno de esos chicos que les habían ordenado buscar; el problema radicaba en que Suigetsu no recordaba si Sasori era el moreno o el pelirrojo.

- ¡Es él! - chilló Karin detrás de su oreja. Suigetsu se sobresaltó un poco. - ¡Sasuke Uchiha!

El aludido desvió la mirada hacia la muchacha, aún sin variar la expresión a pesar de estar asombrado porque aparentemente lo buscaban. Miró sus rostros una vez más, pero no le parecieron conocidos. Llegó a la conclusión de que podrían ser aliados de Orochimaru. Ellos podrían llevarlo con él y permitir que Danzou muriera. Después se encargaría de Sasori, eso no importaba mucho. Mientras más tiempo pasara pensando en su familia, más rápido se olvidaba de Sakura.

- ¿Y ustedes quiénes son? - preguntó al mismo tiempo que recargaba su peso en una de sus piernas.

Jūgo y Suigetsu se situaron a un lado de Karin para encarar a Sasuke. Karin fue la primera en hincarse frente a él. Jūgo la imitó de inmediato al recordar cuál era la misión y Suigetsu fue prácticamente arrastrado por Karin. A él no le parecía adecuado hincarse ante una figura de su edad, con claras intenciones asesinas y una capacidad tal vez menor que la de ellos tres juntos. Empero, eran órdenes directas de Orochimaru y no podía evadirlas.

Sasuke encarnó una ceja ante tal gesto, pero no lo impidió. Simplemente, repitió la pregunta.

- Somos Hebi, tu nuevo equipo, Sasuke-kun. - contestó Karin con el rostro ligeramente agachado.

Suigetsu bufó; esa mujer se hincaba sólo porque le parecía que el tal Sasuke era atractivo. Claro, con el pecho a la vista, cualquier jodido hombre lo era. Incluso Jūgo podría serlo. Karin lo fulminó con la mirada, no podía creer su insensatez.

- Orochimaru-sama nos envió para servirte. - explicó Jūgo mirando los ojos de Sasuke directamente. - Te llevaremos a él.

- Un momento. - dijo Sasuke alzando la mano derecha. Hebi lo miró. - ¿Cómo sabía Orochimaru que yo estaba fuera de Konoha?

Artis gratia ars (Longfic SasoSaku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora