CAPÍTULO II (ESE NOMBRE ES UNA MIERD4)

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Puedo escuchar los ronquidos de Olivia desde aquí, y comienzo a sospechar que Diane le dio algo para dormir. Estoy esperando a que Diane y Jack arrojen una piedra a mi ventana para ayudarme a bajar, pero parece que están ocupados "saludándose".

El estruendo de la piedra al chocar con el vidrio me indica que ya están abajo. Tomo mi bolsa y me asomo para asegurarme de que sean ellos. Ahí están Diane, Jack y alguien más, aunque no puedo distinguirlo bien ya que lleva una sudadera negra con la capucha puesta. Jack es exactamente como Diane lo describió: alto, moreno y con grandes brazos.

—Pon tu pie en el barandal —me indica Jack en un susurro. Hago lo que me dice y comienzo a bajar. Mis brazos me duelen, pero estoy a punto de lograrlo, o eso pensaba hasta que mi pie no encaja en el hueco y resbalo.

—¡Ah! —grito y cierro los ojos, pensando que así dolerá menos la caída. Pero entonces siento que unos brazos me toman, impidiendo que toque el suelo.

—¿Estás bien? —pregunta una voz masculina, pero aún no logro abrir los ojos.

—Sí —abro lentamente los ojos, y ahí está, el chico de la sudadera negra, con una amplia sonrisa, o mejor dicho, una sonrisa muy bonita. Me suelta lentamente, y yo me aseguro de que mi blusa no se haya levantado demasiado.

—¿Estás bien? —pregunta Diane preocupada.

—Sí, estoy bien —respondo, aún sin procesar el momento cliché que acabo de vivir con un completo desconocido.

—Auden, él es mi novio Jack —presenta Diane, señalando al moreno—, y este es su amigo —señala al chico que enseguida se quita la capucha, dejando ver su largo cabello rubio—, Noah.

—Hola —saludo, y enseguida Jack me abraza.

—Vámonos México, voy a presentarte a toda la puta costa sur —dice mientras me estira, y yo volteo de inmediato buscando a Diane, quien apenas me ve, me guiña un ojo.

Nos montamos en una linda Wallyscar Izis color roja que, al parecer, es de Jack. Voy en la parte de atrás junto a Noah.

—¿Llegaste hoy? —pregunta el rubio, y volteo para verlo.

—Sí, hace unas horas —respondo, provocando que él esboce una linda sonrisa.

—Diane nos habló mucho de ti —dice mientras se acomoda el cabello.

—Quizás porque teníamos mucho tiempo sin vernos —esbozo una sonrisa, y él asiente con la cabeza.

—Y, ¿qué piensas hacer durante el verano que estarás aquí?

—Estar encerrada, creo —respondo de forma burlesca, pero al parecer él no entiende mi humor.

—Jack siempre hace fiestas, así que no creo que puedas estar encerrada siempre.

—Ya llegamos —avisa Jack, y después se baja rápidamente de la camioneta.

—Justo a tiempo —dice el rubio.

—Si Eddie no nos ve en primera fila, nos matará —advierte Diane, quien ya va casi corriendo hacia la entrada.

—Bueno, aún faltan diez minutos —informa Jack mientras observa el costoso reloj que lleva puesto.

Entramos en una especie de club, que en México podría parecer un bar de mala muerte, pero Diane dice que es el lugar más frecuentado por gente joven; le llaman "La Ratonera", hasta el nombre suena como si nadie saliera de allí sin perder su celular.

El lugar se mantiene en penumbra, iluminado únicamente por luces de neón verdes. Está repleto de chicos y chicas, y el escenario está listo, pero aún no hay nadie en él. Supongo que para matar los diez minutos que faltan, han puesto algo de Mötley Crüe.

Mi verano en Australia [YA EN FÍSICO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora