CAPÍTULO VII (DEJAR DE PENSAR EN EDDIE)

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De regreso a la realidad, tras una maravillosa tarde con Noah, me encuentro ahora enfrascada en la difícil elección de qué camisa ponerme. Anhelo algo de color negro, pero parece que nada en mi guardarropa combina adecuadamente con los pantalones que llevo puestos. Finalmente, me inclino por la camiseta más antigua y desgastada que tengo: negra y adornada con el estampado de una de mis bandas favoritas, "Deftones".

Al principio, la idea de pasar el verano en Australia no me emocionaba en absoluto, pero luego reflexioné: "Por favor, Auden, dos meses en Australia, con playas y fiestas con Diane". Sin embargo, a lo largo de estos días, me he visto atrapada en una rutina de trabajo, llegada a casa, noches de televisión y cenas con Olivia y Diane. Comienza a parecerse mucho a mi antigua vida, a excepción del trabajo, por supuesto. Ese ha sido el único pensamiento que ha invadido mi mente desde que abrí esta pequeña tienda. Comienzo a sospechar incluso que he cobrado incorrectamente algunas compras debido a mis divagaciones mentales o a las imaginaciones sobre un mensaje de Noah invitándome a salir. ¿Por qué no me ha escrito él? ¿Debería ser yo quien dé el primer paso?

La campana que suena al entrar alguien en la tienda me saca de mis cavilaciones, y rápidamente desvío la mirada hacia la entrada. En ese momento, con el cabello alborotado, pantalones rasgados, tenis blancos y una camiseta corta de Metallica, entra Eddie. Por un instante, me imagino que si esta situación fuera una escena de película, se desarrollaría en cámara lenta, con una espectacular banda sonora de fondo. Eddie se dirige al mostrador y se apoya en él, sin dejar de mirarme.

—Ahora sí me delineé —dije y Eddie esbozó una sonrisa en respuesta.

—¿Lo encontraste? —preguntó Eddie, pero no entendí a qué se refería.

—¿Qué?

—A Noah —dijo, y entonces comprendí lo que estaba preguntando.

—Ah —solté una risita nerviosa —, sí, yo... ayer hablamos.

—Te dije que estaría en el mar.

—Tenías razón.

Eddie rasca su barbilla como si estuviera pensando en lo que iba a decir a continuación.

—Auden —comienza a decir Eddie, dudando un poco —, ¿puedo hacerte una pregunta?

—Ya lo estás haciendo —respondí con una sonrisa.

—¿Qué hay entre Noah y tú? —preguntó Eddie, y me quedé muda por unos segundos. No sabía qué decir. Minutos antes estaba pensando en Noah, y admito que también me he ilusionado un poco creando escenarios falsos en los que tenemos una relación, pero por alguna razón no quería decírselo a Eddie.

—No hay nada —logré responder, y Eddie enarcó una ceja, esperando más detalles.

—¿Nada? —volvió a preguntar.

—Nada —repetí —, entre Noah y yo no hay nada y no lo habrá —Aunque me sorprendí a mí misma al decir esto, me estaba contradiciendo totalmente, pero al final lo había dicho.

—Qué bien —dijo Eddie con una sonrisa en el rostro. Luego, sacó uno de sus cigarrillos y parecía que iba a encenderlo.

—Adelante —permití, y enseguida lo encendió.

—Entonces no pasa nada entre tú y Noah —repitió Eddie antes de darle una calada al cigarro.

—Solo somos amigos —aclaré, y él asintió.

Deftones —pronunció, desconcertándome hasta que recordé que lo llevaba plasmado en la camisa —¿Es una banda? —preguntó Eddie, haciéndome sentir un tanto ofendida, ya que Deftones es cultura general.

Mi verano en Australia [YA EN FÍSICO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora