CAPÍTULO XV (HAY ALGO QUE DEBO DECIRTE)

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Cada palabra que Eddie pronunció resonaba en lo más profundo de mi ser. No podía evitar admitir que tenía razón. Mi deseo era amar hasta el límite, experimentar un amor repleto de emociones intensas, y lo quería a él. Mientras caminaba de regreso a casa, reflexionaba sobre cómo le explicaría a Noah que solo podíamos ser amigos porque había elegido a Eddie. No podía seguir reprimiendo lo que sentía por él ni un día más.

Antes de entrar a casa, me enjugué las lágrimas. Al abrir la puerta, me encontré con Olivia, quien estaba inquieta y emocionada.

—¡Finalmente has llegado! —exclamó con entusiasmo.

—¿Estás bien? —le pregunté, notando su agitación.

—Tú —me señaló mientras se acercaba. —Tienes que ducharte y arreglarte, porque esta noche te espera una cena muy romántica —añadió, estirándome hacia las escaleras.

—Pero, ¿de qué estás hablando? —pregunté, desconcertada.

—Noah vino esta mañana y me pidió que te dijera lo que acabo de mencionarte —explicó Olivia.

—Pero...

—Sin peros —interrumpió y me empujó hacia las escaleras. —¡A bañarse, señorita!

Me encontraba en un dilema. Noah había preparado una cena especial para mí, pero yo solo podía pensar en decirle que no quería estar con él. Estaba decidida; esa noche le diría todo. Eddie tenía razón: tenía que dejar de pensar en los demás y enfocarme en lo que realmente deseaba.

Tomé una ducha y, al salir, me paré frente a mi armario. ¿Cómo debía vestirse alguien que estaba a punto de romperle el corazón a alguien más? Finalmente, opté por un top verde y pantalones vaqueros, dejando mi cabello secar al natural.

Diane irrumpió en mi habitación con una pregunta.

—¿A dónde vas? —preguntó, frunciendo el ceño.

—Noah me invitó a cenar, o mejor dicho, le pidió a Olivia que me lo comunicara —expliqué. Mi prima parecía preocupada.

—Espero que mi mamá algún día se lleve así de bien con Jack —murmuró con tristeza mientras se apoyaba en el marco de la puerta.

—Lo hará —le aseguré, acercándome a ella y tirando suavemente de un mechón de cabello antes de salir de la habitación.

—¡Ay! —exclamó, quejándose.

—Tenía que devolverte el golpe que me diste en Nochebuena —bromeé.

—Está bien, ahora estamos en paz, tonta —dijo ella con una sonrisa.


Caminé a lo largo de la orilla del mar siguiendo las indicaciones precisas de Olivia. A medida que me acercaba, divisé una mesa al aire libre con Noah de pie esperándome, llevaba puesta una holgada camisa blanca y su cabello rubio se movía a causa del viento. Inspiré profundamente y me apresuré hacia él.

—Hola —saludó con una amplia sonrisa en el rostro.

—Hola —respondí mientras Noah ajustaba la silla para que pudiera sentarme. —Gracias —le agradecí una vez que estuve cómodamente instalada.El lugar estaba inmerso en la oscuridad, solo iluminado por la luz de la luna y algunas velas que Noah había dispuesto en el centro de la mesa.

—Esta cena será un tanto inusual, porque es una cena de —Noah se detuvo por un momento y luego sacó un pastel de una canasta. —...una cena de pastel —exclamó emocionado.

—Pastel de plátano —comenté al ver la etiqueta.

—Tu favorito —afirmó Noah mientras comenzaba a servirlo.

Mi verano en Australia [YA EN FÍSICO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora