CAPÍTULO XXXV (SOMETHING INSIDE)

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Perdí la noción del tiempo, estaba empapada por la lluvia, y mi mirada seguía perdida en el nublado cielo.

—¡Auden! —Escuché la voz de Jack y, casi de inmediato, giré para verlo. Jack se detuvo antes de acercarse más y me miró con pena. Debía de parecer terrible: la nariz y los ojos enrojecidos de tanto llorar, los labios hinchados.

—Mierda —susurró cuando se posó a mi lado. Volví a mirarlo y el moreno forzó una sonrisa.

—Regresó —dije, y Jack bajó la mirada.

—Por eso vine —confesó, tomando mis manos.

—Se enamoró de alguien más —afirmé, todavía incapaz de procesar todo lo que había sucedido. ¿Cómo era posible que Eddie me hubiera olvidado con tanta facilidad?

—Lo sé —pasó su brazo por encima de mis hombros para abrazarme—. Le pedí que no viniera a decirte nada. Le dije que sería mejor para ti no saberlo, pero fue un puto egoísta y solo vino para sentirse bien consigo mismo —dijo el moreno.

—Fue mejor así —dije, recostando mi cabeza en su hombro—. Al menos pude disculparme.

—No voy a permitir que vuelvas a deprimirte, Auden.

—Ni siquiera tengo ganas de levantarme de aquí —susurré, apenas audible.

—Lo harás. Te levantarás y seguirás con tu vida. —Jack me animó y luego se puso de pie—. Vamos, levántate —ordenó, pero lo ignoré.

—Arriba, Auden —insistió, y me tomó de los brazos para levantarme prácticamente a la fuerza.

—¡Ahh! —gritó con todas sus fuerzas, y al principio no entendí por qué. —Grita, saca todo tu enojo —me alentó a liberarme de esta agonía.

—Es una estupidez —dije y me di la vuelta para regresar a casa, pero entonces Jack me tomó del brazo y me devolvió al lugar donde estaba antes.

—Grita —insistió. Tomé aire y cerré mis ojos.

Grité con todas mis fuerzas, hasta que me dolió la garganta, y me quedé sin aire.

—¡A la mierda, Eddie! —gritó Jack.

—¡A la mierda, Eddie! —repetí y no pude evitar comenzar a reír.

—¡Jódete! —gritó Jack más fuerte que antes.

—No puedo —me rendí y comencé a llorar. Fue entonces que Jack me dio un abrazo; mis lágrimas brotaron como locas, mi llanto fue fuerte y cargado de los sentimientos que había estado acumulando.

—Llora, Auden, llora todo lo que necesites —murmuró Jack mientras me abrazaba con firmeza.

—No sé qué haré sin él —dije en medio de mi llanto.

—Vas a vivir, vas a disfrutar tu vida. No puedes depender emocionalmente de alguien, Auden —dijo, tomando mis hombros para que pudiera mirarlo directamente a los ojos—. Vas a seguir adelante, va a doler siempre, eso te lo aseguro. Pero no puedes permitirte venir abajo y pasar el resto de tu vida sentada en tu cuarto lamentándote porque él te dejó. Es aceptable que quizás todas las noches, cuando ya no haya ruido, te acuerdes de él y la nostalgia te invada, pero debes intentar seguir adelante.

Jack tomó mi rostro entre sus manos y secó mis lágrimas.

—Vas a lograrlo, Auden —aseguró. Jack dejó un beso en mi frente y luego volvió a abrazarme.

Sé que, si Diane estuviera aquí, todo esto lo habría hecho ella, pero era Jack quien estaba a mi lado, quien me estaba dando ánimo, quien me hacía sentir segura.

Mi verano en Australia [YA EN FÍSICO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora