Estaba recostada sobre el pecho de Eddie mientras él acariciaba mi cabello. Había tomado una decisión y había dejado de pensar en todo lo demás. Había estado con Eddie, y siendo sincera, no me arrepentía de absolutamente nada.
—Ya deben estar notando que desaparecimos al mismo tiempo —murmuré, y él soltó una carcajada.
—Todos deben de estar muy borrachos —dijo mientras miraba la pantalla de su teléfono. —Ya son las doce diez, ¡Feliz Año Nuevo! —exclamó con emoción, mostrando su pantalla.
—¿Por qué tu fondo de pantalla es James Hetfield? —pregunté, burlándome. Rápidamente, Eddie apagó su teléfono.
—James es muy sexy —defendió, y hundí mi rostro en su pecho para ahogar una carcajada.
—Debemos regresar a la fiesta antes de que Olivia vuelva a casa —dije mientras me incorporaba en la cama.
—Bien, obtuviste lo que querías y ahora quieres que me vaya —bromeó indignado, y le di un corto beso.
—No seas tonto y ya levántate —ordené, y el castaño alzó sus manos en defensa.
—Sí, señora —dijo levantándose de la cama.
Me puse mi ropa interior y después de tanto buscar, encontré mis pantalones. Ahora el problema era que no encontraba la incómoda blusa dorada que me había prestado Diane, y aunque podría ponerme cualquier otra, sería muy sospechoso regresar a la fiesta cambiada.
—No encuentro mi blusa —me quejé mientras buscaba entre las sábanas.
—Aquí está —dijo Eddie, y enseguida la levantó del piso. Estiré mi brazo para que me la diera, pero en cambio, caminó hasta mí y me ayudó a ponérmela.
—Ya estoy algo mayor para ponerme la ropa yo sola —dije burlona, y él esbozó una sonrisa.
Estaba terminando de acomodarme la blusa cuando alguien irrumpió en la habitación.
—Oh.Fue lo único que dijo mi tía. Nos quedamos congelados, y Olivia solo siguió mirándonos. Cerró lentamente la puerta y se marchó. Volteé a ver a Eddie, y se le había ido hasta el color. Pegué mis labios para contener una risa, pero fracasé, comencé a burlarme de la situación, pero a Eddie no le causó mucha gracia.
—Tu tía acaba de vernos —susurró alterado.
—Al menos llevábamos la ropa puesta —bromeé, lo cual hizo que se relajara un poco y se permitiera soltar una carcajada.
—Tengo que irme —dijo cuando se dirigía a la puerta.
—Creo que tengo que hablar con Olivia —dije fingiendo un llanto.
—Te veo mañana —se despidió y después salió de la habitación.Aunque hacía unos segundos me había parecido gracioso que Olivia nos hubiera descubierto, ahora me sentía muy apenada. Sabía que ella no se quedaría de brazos cruzados; estaba tan emocionada con la idea de que Noah y yo estuviéramos saliendo.Bajé las escaleras y lo primero que vi fueron esos peligrosos ojos verdes analizándome. Olivia tenía los brazos cruzados y ladeó la cabeza, indicando que la siguiera. Caminé detrás de ella hasta la cocina y me quedé de pie esperando a que hablara primero.
—Así que Eddie —dijo por fin después de unos largos segundos en silencio.
—Yo, puedo explicarlo...
—Entonces, cuando Diane hizo esa bromita sobre Noah, Eddie y tú, resulta que era verdad —interrumpió acompañada de una risa irónica—. ¿Por qué le haces eso a Noah?
—Porque no quiero a Noah —respondí y Olivia quedó boquiabierta.
—¡No puedo creer que hayas dicho eso! —exclamó indignada.
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Mi verano en Australia [YA EN FÍSICO]
RandomAuden, recién cumplidos los 20 años, se encuentra atrapada en la incertidumbre de su futuro. Sus padres toman la decisión de enviarla a pasar el verano en casa de su tía en Australia. Allí, su prima y amiga de toda la vida, Diane, la invita a asisti...