La estadía en el palacio de los Ángeles de la Luz no estaba siendo tan mala, simplemente había ciertas cosas que debían de limitarse y era algo que alteraba el humor de los hijos del matrimonio Stone.
Viktor ya no podía pasearse por todo el palacio en simple chándal, debía ir arreglado y hasta bañarse todos los días, y para colmo no podía tener sus revolcones diarios con las criadas, porque no conocía a ninguna y si bien sabía que en un abrir y cerrar de ojos las podía tener en la palma de su mano, las chicas del palacio no le llamaban la atención lo suficiente como para hacerlo, además, sus padres estaban más pesados que nunca con las impresiones, que los modales y aparentar que quería a todos y era súper amable.
Rose ya estaba harta de solo recibir órdenes como "compórtate", "debes tener juicio", "no nos deshonres", "también es tu responsabilidad dejar el apellido Stone en alto". La exigencia y presión de sus padres en el Palacio de la Luz había aumentado un 200% y aunque no lo demostrara ante nadie estaba cansada, porque hablando en serio, tenía diecisiete años simplemente, era la menor y se suponía que la que menos debía preocuparse, pero sus padres eran a la que más exigían, hasta por demás. Y no era como si pudiese entrenar como para liberar tensiones, no podía descargarse luchando amistosamente con uno de los guardias como en el Palacio de la Oscuridad, porque no estaba en él, y lo más que quería hacer era volver, o huir de todo, aunque la última era la menos probable.
Y luego Bella, el ser amable todo el tiempo, las sonrisas, las cortesías y las charlas que no le importaban en lo más mínimo la tenían aburrida. Quería salir, pasear por los campos sin preocupaciones, practicar con su arco, ir con ropa más cómoda que vestidos con varias capas y un corsé que por poco la dejaba sin respirar, todo era agobiante. Lo único que la mantenía con una rutina parecida a la de casa era los paseos nocturnos por los jardines, donde aprendía sobre nuevas plantas, rodeada de naturaleza cosa que más le gustaba, y el jardín trasero del Palacio de la Luz estaba repleto de ella.
Ya era pasado medio día y hace poco había sido el almuerzo, la pelinegra había decidido salir al jardín principal, donde había una serie de juegos de madera y bonitos arbustos de flores, algo muy soso comparado con el jardín trasero, pero se notaba que era algo para disfrutar en una tarde más que para admirar.
Pudo ver que debajo de un árbol dos pequeñas figuras estaban cabeza con cabeza inclinadas sobre un libro al parecer. Eran las gemelas, iban vestidas con vestidos iguales, pero, de colores diferentes. Una de ellas levantó la cabeza y vio a Bella no muy lejos de ellas, codeó a su hermana la cual también levantó la cabeza y en segundos sonrió alzando su brazo llamando a la heredera. Bella lamentó que la hallan visto, no era que le cayeran mal, pero tampoco era como que tuvieran mucho por hablar.
—Hola princesa Bella —saludó alegremente la que la había llamado efusivamente.
—Solo Bella —pidió la aludida con tranquilidad.
—Okey, recuerdas nuestros nombres, ¿cierto? —cuestionó sin borrar su sonrisa.
—No logro distinguirlas, así que no te lo puedo asegurar —respondió Bella.
—Oh cierto, a veces olvido que somos iguales, yo soy Mery y ella es Elina —se presentó la pequeña con seguridad señalándose a sí misma y luego a su hermana detrás de ella. Rápidamente Bella vio la diferencia entre ellas, Mery era la extrovertida y la que no tenía vergüenza de nada, mientras que Elina observaba en silencio, tranquila cuidando que su hermana no hablara de más o metiera la pata. Nada parecidos al Viktor y Bella de su edad que lo único que hacían era meterse en problemas y culpar a su hermana menor sabiendo que no les harían caso.
—Creo que podré distinguirlas —dijo la mayor sonriendo apenas arrodillándose sobre la hierba con cuidado frente a ellas—. ¿Qué veían?
—Intentábamos encontrar una manera de practicar con mariposas, se supone que nuestras raíces dicen que podemos usarlas a nuestro antojo, pero no encontramos forma —se animó a hablar Elina, tenía una voz suave y dulce como una niña de su edad.
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Probar el paraíso
FantasyEntre los Ángeles de la Luz y de la Oscuridad podían pasar muchas cosas, guerras, desacuerdos, revueltas y hasta amor, porque después de todo, los amores imposibles son los más interesantes. -Esta es una historia totalmente de mi autoría y originalm...