La helada noche no tardó en llegar y Peter ya se hallaba en su habitación luego de haber cenado.
Dos toquesitos en la ventana del chico hicieron que este corriera a abrir mientras dejaba de secarse el pelo húmedo por la ducha que acababa de darse; al abrir, una Bella con sus majestuosas alas descansando detrás de su espalda le dieron la bienvenida, y lo único que pudo atinar a hacer fue sonreír de forma encantadora.
—¿Me dejarás pasar o pretendes que me quede helándome aquí afuera? —cuestionó la chica con burla en el tono de su voz.
—Oh sí, lo siento solo te estaba mirando —se disculpó apresurado haciéndose a un lado y dejándola pasar.
La princesa hizo desaparecer sus alas en el acostumbrado humo negro y pasó a la habitación abrazándose a sí misma con algo de frío.
—Solo bromeaba, no te preocupes —aseguró Bella parándose de puntitas para darle un beso en la mejilla para luego revolverle el pelo con una pequeña sonrisa—. No llegué muy temprano, ¿verdad?
—Oh nono, no te preocupes, llegas bien. Solo que tardé un poco más en la ducha porque me duele el cuerpo, me he sentido bajo de energías desde la recorrida con las señoritas —informó el castaño rascándose la nuca.
Bella se abstuvo de rodar los ojos ante la mención de las candidatas a ser esposas del chico con el que ella estaba en una especie de relación.
—¿Llevas puesto el brazalete que te dio la última chica? —preguntó sentándose con suavidad sobre la gran cama.
Peter se alzó la manga del pijama dejando a la luz el brazalete con el cristal (ahora brillando).
—Ahí tienes la respuesta Pet, el brazalete está absorbiendo tu energía de alguna forma; y no es que diga que la chica tuviese malas intenciones, pero ese brazalete no te hace bien —expresó hablando con calma y sin que se le note la leve chispa de rabia hacia esa chica; reiterando, no eran celos, eran malas vibras.
—¿Tú crees?
—Créeme, se bastante sobre las energías de las personas y las formas en las que pueden dañar dichas energías, prueba quitártela y mañana ves si te sientes mejor, si no es así lo más seguro que no sea tema del brazalete y sea otra cosa —propuso la princesa quitándose las pantuflas y sentándose mejor apoyando la espalda en la cabecera de la cama.
El chico le hizo caso, terminándose de secar el pelo con la toalla se subió a la cama y con mucho cuidado se recostó apoyando la cabeza en sus piernas. La pelinegra llevó las manos a el cabello del chico acariciando este con suavidad. Ese pequeño gesto entre ellos que parecía tan íntimo, de cierta forma, para ellos era algo súper normal y cotidiano como tomarse de las manos solo con el mínimo contacto de sus manos o hasta esos pequeños besos que aprovechaban a darse cada que nadie los veía.
—¿Tú crees que seamos lo suficientemente fuertes? —preguntó el heredero luego de un buen rato en silencio donde Bella solo se había dedicado a hacerle caricias en el pelo y Peter a disfrutar de sus caricias.
—¿Fuertes para qué?
—Para todo, para soportar todo ese tiempo que debe pasar antes de que podamos reinar a nuestra manera y decirle al mundo que realmente tú y yo... queremos estar juntos —respondió el castaño con tono afligido.
—Seremos fuertes porque tú y yo queremos tanto la libertad y unión de nuestros reinos, a la vez que queremos estar juntos como pareja sin tener la necesidad de estar escondidos. Tanto tú como yo tenemos la fortaleza necesaria para soportar todo lo que está por venirse y cualquier situación donde requiera que tengamos que tener la cabeza en frío —aseguró la princesa sin dejar de acariciar su cabello aún. Peter sonrió y se incorporó quedando a la altura del rostro de la chica.
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Probar el paraíso
FantasyEntre los Ángeles de la Luz y de la Oscuridad podían pasar muchas cosas, guerras, desacuerdos, revueltas y hasta amor, porque después de todo, los amores imposibles son los más interesantes. -Esta es una historia totalmente de mi autoría y originalm...