Capítulo 28.

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Un ángel de la guarda.

“No he fallado ni una sola vez. Simplemente he descubierto 10.000 maneras que no funcionan”

-Thomas Edison-
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Las mañanas dejaron de ser tan cómodas, lindas en realidad. Shadow tenía el sistema de seguridad para cuidar al erizo; su trabajo se había limitado a trabajar y hacer papeleo, y temas digitales para evitar irse y dejar al pequeño erizo.

En realidad, se había vuelto su sombra, aún tiene miedo de imaginar que Sonic podría suicidarse. Pero, también no cree qué suceda, quiere tener fé. Y una ciega.
Siempre lo tiene en la sala, y si acude al baño, va con él; Rosse le explico que debía alejar cualquier objeto que posiblemente podría causarle daños. Cuchillas, navajas, tijeras, etc. Cualquier objeto que fuese perjudicial, si él no estaba delante suyo para ver cómo lo usaba. Y sin pensarlo, Shadow se volvió su segundo captor.

Lo despertaba a una misma hora, le llevaba el desayuno, lo ayudaba a vestirse, y también le brindaba baño. Cosas que Sonic le suplicó detener, pero nunca fueron escuchadas en realidad; él lo hacía por miedo sin saber que lo hundía más.
Ahora, el chico se veía más descuidado, agotado, con migrañas, y los ojos agotados, cosas que le hacen dormir la mayor parte del tiempo.

—Ven, te he preparado el desayuno.
Sonic se negó, dijo que no tenía ganas de comer.
—Sonic, por favor, necesitas comer —insistió, pero él reacciona con dolor, pidiendo que lo deje de una vez por todas. Y se lo vuelve a pedir, hace un berrinche, solo quiere paz. Quiere descansar, quiere que deje de comportarse así.
—..., Rouge vendrá en unos minutos.
—¡Ya te dije que no quiero ver a nadie! ¡¿Por qué no me dejas en paz?! —suplicó entre lágrimas—, ¡quiero estar solo, déjame!
Arrebato, arrojando la fotografía de aquella pequeña mesita de centro; Shadow suspiró, asintió con tristeza, se fue. Dejando que Sonic llorara a lágrima viva.

Él, fue por el cuadro, recogió lo que pudo de los cristales y se fue a la cocina, limpiaria después.
La cocina no parece tan mala ahora, dejó la fotografía sobre la isla de mármol. Era de los dos, en la boda. Shadow la tomó en manos, la analiza; se veían felices. Eran muy felices y ahora todo se desmoronaba.
Trato de recordar todos sus momentos con él, pero no hacían más que empeorar la situación, el cuerpo del azabache tiembla, quisiera escuchar de nuevo aquella dulzura, pero tantas cosas habían cargado su mente sin saber que ahora está cansado.
Llora.

Llora. Se dobla, aprieta los puños y sus ojos se permiten desahogarlo.
Se pregunta que hizo mal, por qué sucedió toso esto. Y si hubiera sido mejor que nunca se hubieran comprometido. No hace ruido cuando jala aire, y se mantiene con un fuerte silencio. Traga, pero le cuesta. Se doblega por un rato.

Después, unos treinta o cuarenta minutos quizá después, el timbre suena, es ella. Y no desea verla, pero insiste. Le insiste y va a rastras, con pesar, cansado.
—Rouge...
—¡Mi amorcito...! —trato de expresar, pero al verlo, le tiemblan las piernas, esa era la impotencia experimentada años atrás. No lo piensa, lo abraza, él contesta entre jadeos.
Ese sería un muy largo día. Mucho.

En las horas siguientes, ambos hablan, él le dijo que Sonic no deseaba estar cerca, así que prefieren respetarlo estando en la cocina. Charlando, hasta sentirse tranquilos.

—De verdad no sé qué hacer, Rouge. Sonic es diferente...
—¿Diferente, cariño? —ella vuelve a beber de la taza de café, tratando de comprender lo que le dice.
—Desde que volvimos no ha..., tiene problemas con todo. Para dormir, comer..., Rouge, todo.
—Cariño, tampoco te exaltes, déjalo que se vaya acoplando poco a poco, es normal, ya lo sabes. Dale tiempo.
—Es que ya lleva semanas así, no lo entiendo..., se muestra reacio.
—Hablando de reyes..., Shadow, ¿por qué no lo llevas con un especialista? Puede que ellos sepan que hacer.
—Ya lo he pensado, pero Sonic no quiere salir de la casa, te repito que se porta diferente y eso no me gusta.
—Shady —caramelizo—, ¿no pensaras en dejarlo, o sí?
Silencio, él la ve con cuidado tratando de analizar aquella pregunta. Nunca lo medito, menos en esos instantes, pero seguía tranquilo, Shadow sabía bien lo que alguna vez prometió en sus votos; aún lo ama.
—Rouge, es mí esposo —enfatizó—, yo dije que me quedaría con él en las buenas y las malas, así que no. No lo voy a dejar. No pienso abandonarlo.
—Lo siento, quizá mi pregunta no era...
—Está bien. Muchas parejas flaquean cuando pasan por cosas así, pero yo no soy de andarme con juegos. Sonic es importante para mí, y verlo sonreír o sentirse bien es parte de mí.

CÓDIGO: F.O.B.I.A. 《SONADOW/SHADONIC》🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora