Capítulo 2.

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Lágrimas salinas como el mar.

"Nada extraordinario llega a la vida de los mortales separado de la desgracia".
Sófocles, "Antígona" (443 a. C.)
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De todo lo que podría llegar en un año de descanso. Esto sin duda era algo impredecible, su ascenso en un inicio se había llenado de gozo y buena reputación, debía admitir que era emocionante llegar al puesto al que nunca en su maldita vida había pedido.
Y con todo este enorme puesto sobre sus hombros, cargaba ahora una responsabilidad que odiaba portar, no estaba satisfecho, ni mucho menos interesado ahora que estaba casado.
De entrada, todos mostraron su consternación, incluso una temporal incredulidad, cuando se desveló que su actual pareja había sufrido un <<accidente>> y aún más, cuando se evidenció que al señor Hedgehog le gustaban los hombres, de una edad mucho menor a la suya, con un puesto económico muy dramático, y sobre todo, de esa clase de género de gay donde los chicos son muy adorables.
Sin duda era totalmente curioso todo lo que se creía de él.

Cómo un comandante de G.U.N de la parte de Green Hills, recientemente ascendido y con un enorme manifiesto repleto de desinterés, unido a un profundo desagrado por la fama, había terminado envuelto en su único rincón intocable. Su oficina. El lugar al que unicamente tenian permitido el acceso su colega y amiga personal Rouge y claro, el idiota de su jefe.
Shadow the Hedgehog  estaba en su despacho analizando los perfiles de los criminales apresados el semestre anterior, junto a los internos que debía cambiar y autorizar las próximas ejecuciones.
Miraba el monitor cansado de lo que pudiese ver, los rostros y nombres le sonaban, le aburrían, esto no era lo suyo.

El problema no estaba en esto, sino en que se estancaba en las notas que incluían, la mayoría pertenecía a la ya muerta banda de criminales retirados de las fuerzas armadas, todo organizado por un viejo colega suyo. Que patético. —Que tan bajo—, caer por unas cuantas monedas o venganza.
Había conseguido cerrar la mirada después del último sujeto, recargándose en su silla por el cansancio.
Tomando el móvil para ver la hora. Las diez de la mañana. Al menos podía relajarse antes de que empezaran a repartir los nuevos casos.
Y qué mejor manera, que llamar a su novio.
Busco entre la lista de contactos a su pareja: Pequeño rayo Azul.
Pico el brillante botón verde y salió la pantalla de que estaba llamando; espero en línea un minuto y escucho la hermosa voz del chico.
—¿Hola?
—Blue. ¿Cómo estás?
—¡Shadz!, te fuiste hace una hora... espera. Ya son dos horas, ¿sucedió algo?
—Es que necesito estar seguro de que estás bien.
—Lo estoy. Ame's vino a hacerme compañía. Le llamé apenas...
—¿Y por qué a ella y no a mí?
—Shadz, tranquilo. Estoy bien, Amy solo se va a quedar hasta que sea mi cita con la psicoterapeuta… además. Tienes que trabajar, ¿no?
—Bueno, pero si lo necesitas, solo llámame... por favor.
—Te llamaré. Lo prometo, ¿no estás trabajando?
Shadow gruñó de forma desaprobatoria, estar detrás de un monitor no era <<trabajo>>.— Esto es jodidamente aburrido...
Del otro lado de la bocina escucho una carcajada, lo que le hizo sonreír—, estar detrás de un monitor también es trabajo, mi amor. Tranquilo, que pronto regresarás al campo.
—Sí tú lo dices... —murmuró, sonriendo.
—¿De verdad llamaste para saber si estaba bien?
—¿No puedo hacer eso?
—No. Digo, que quizás querías decirme algo.
—Pues, que te amo. Y que… te quiero y ya te extraño.
—Shadow… ¿quien es usted y que ha hecho con mi marido?
—Ay, por favor. Siempre te digo estas cosas.
—Será mejor que me diga dónde dejo a mi esposo Shadow. Ese amargado hombre.
—Ah, ahora soy un amargado… Sonic… —se interrumpió, al ver a su dulce muchacha entrar sin siquiera importarle si estaba ocupado.
—Tesoro, necesito que me ayudes con las solicitudes de los nuevos chicos.
Dijo ella. Rouge.
Una mujer de más de treinta, que por su cuerpo, podía pasar fácilmente por una chica de veinticinco años. Envidiable para muchas mujeres, por lo que ella presumía con todo lo más dramático posible.
—Sonic. Te llamo más tarde.
—Ah, claro. Divierte, te amo.
—Sí. Yo igual.
—¿Igual que?
—Sonic… este no es… —por el otro lado de la bocina pudo escuchar una queja, no sabia que hacer ahora. Pues su mejor amiga estaba de pie, mirando con esa sonrisa manipuladora. Así que por más que lo intentara esta vez, estaba acabado con ella.
—Yo… también te amo. Nos vemos.
Se despidió, y sin más cortó la llamada. Ganándose una dulce y burlona sonrisa por parte de la muchacha.
—Son adorables. Par de tortolitos.
Respondió ella con una sonrisa cautivante, enamorada por el cursi comentario del joven que solo la miraba con molestias.
—¿Qué quieres?
—Pues una excusa para venir contigo. Odio tener que estar abajo con todos los novatos.
—Yo te dije que tomarás el puesto.
—¿Y tener que estar todo el día detrás de un escritorio y no puedan apreciarme?, no gracias.
Shadow estaba apunto de decir que era la mejor solución para ella cuándo Rouge añadió con repentino egocentrismo.
—Cómo sea. ¿Qué tal está mi pequeño azulito?
—Bien. Está más tranquilo desde que nos mudamos.
—Te dije que le haría bien —mencionó ella, tomando lugar en una de las sillas que había delante de aquel oscuro escritorio. Subiendo sus elegantes botas a este mismo—, y… ¿logró superar ya su fobia?
Él negó, soltando un suspiró—, avanza muy lento… Sólo, quisiera regresar a casa una vez y poder verlo salir corriendo… o tenerlo aquí…
Respondió con un tono de voz melancólico, añorante quizás, y eso le era doloroso para ella. Ver decaído a su mejor amigo era algo muy frustrante, doloroso porque conocía a ese chico desde niños.
—¿Qué te parece si hacemos una reunión?
—¿Para qué?
—Venga. Sonic adora las reuniones con todos sus amigos. Podríamos hacerlo de forma sorpresa, le levantaría mucho el ánimo.
—No lo sé.
—Podría ayudarlos a ambos. Dale la oportunidad de poder relajarse, y no sentirse cómo un bicho raro alejado de todos.
Shadow no estaba cómodo por estar decidiendo sobre el chico. En casa se ponía nervioso por las multitudes desde el incidente y no quería tener que volver a ver su estallido de pánico y ansiedad.
—Habla primero con él. Si acepta puedes hacerlo.
—Eso quitara la sorpresa… pero esta bien.
Dijo Rouge con una claridad que a él siempre le impresionaba.. Ella esbozó una gran sonrisa de comprensión, y animada continuo.
—¿Tú, cómo andas?
—Bien. Solo estoy cansado de estar detrás de una maldita computadora.
Ella empezó a reír. Esto era lo que para ambos les hacía falta, estar en su ritmo justo antes de siquiera poder empezar el día, o al menos alguna parte de este mismo.

CÓDIGO: F.O.B.I.A. 《SONADOW/SHADONIC》🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora