Capítulo 11.

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Cigarros de tabaco & mota.

“Para ser amado a primera vista, un hombre debe tener a la vez algo de respeto y algo de compasión en su rostro”. -Stendhal.
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Los viernes eran los días menos favoritos de la semana para Shadow. La gente solo salía a beber cómo enferma, posiblemente a cogerse a lo primero que le parara el culo y los delitos siempre estaban a flor de piel. Dejando en claro que era la primera semana de Diciembre, la peor fecha del año para G.U.N.
—¡Venga, Shadow!, necesitas salir.
—Rouge, esta es la quinta vez. Te dije que no pienso ir a un centro comercial.
—¡No! Esta vez es un lugar más tranquilo. Vamos, cariño necesitas despejarte un poco. ¿Qué dices?
Shadow suspiró, desanimado—, ¿si digo que: sí. Me dejarás por el resto del mes?
—Intentaré prometerlo. Pero sí. ¿Vamos?
—Anda. No tengo de otra.
Dicho eso, su amiga lo tomó del brazo encariñada felizmente de saber que accedió a salir con ella.
Tuvo la suerte de que fuese ella quien lo traía a todas partes, y así, podía mantenerlo en el automóvil a donde quiera que les enviaran.
—¿Me dirás a dónde vamos?
—Si lo hago saltarás del auto. Ya verás.
—Ten por seguro de que lo haré sino me dices.
—Vamos pues. ¿Confías en mí?
Shadow no contestó, siguió mirando la ventana cansado, revisando las calles en busca de algún lugar ostentoso donde ella pudiera entrar.
Su desinterés era tal, que no prestó atención al instante en que el auto había dejado de moverse, su amiga bajó, y él la siguió, era un restaurante. No preguntó, siguió a la muchacha hasta el vestíbulo, donde miró a las personas que portaban un pequeño broche.
—Cariño. Ten, esto es para ti.
—Rouge, ¿qué es esto? —contestó, tomando el pin.
—Es un speed daiting.
—¿¡Qué!?
—Shh, cariño. Shh —Rouge tomó el pin verde y lo colocó en la chaqueta del muchacho con una sonrisa.
—¿Qué mierda, Rouge?
—Ay, por favor. Gracias deberías darme que te consigo citas. Ahora, entra allí y conoce a alguien.
—No. Me voy. Adiós.
—¡Shadow! —regaño, tomando su mano—. Toma las malditas citas y ya. Por favor, has estado soltero desde hace ya varios años. Necesitas conocer a alguien.
—Rouge. No quiero conocer a nadie. Estoy bien así.
—¿De verdad? —regaño—. Cariño, no te haces más joven. Así que deja de llorar y entra a conocer a alguien.
Miró a su alrededor, todas las posibilidades que había. Las personas que alcanzaba a juzgar y después su mirada se volvió a ella. Sonreía. Era amable. Se preocupaba por él.
—Bien… pero sino consigo a nadie, nunca más me volverás a pedir que tenga una cita.
—Me parece perfecto.
Espero hasta ser pasado a una silla junto a otras personas, mirando cuando un camarero se acercó a todos y sirvió algo de vino tinto. Una muchacha sonó una campanilla dejando entrar a las personas y así dio inicio.

Cuando mucho, unos quince minutos habían pasado en lo que iba y venía gente. Le resultaba agobiante tener que escuchar a las mujeres jadear como si se fueran a comer algo o incluso algunos hombres que preguntaban abiertamente que era él. Lo sentía muy aburrido, trillado y hasta común. Ignoraba a todos los que se sentaban con él. Hasta cierto punto.

—Para ser alguien que no quiere estar aquí, estás muy cómodo —dijo una suave voz, que le hizo apartar la vista del libro. Prestando su atención al muchacho que tomaba lugar delante suyo.
—¿No has probado tu vino?
—No me gusta ese vino.
—Gusto especial, eh. Dejame adivinar… ¿eres de los de 19-80 o los 18-35?
Shadow dejó el libro sobre la mesa, inquieto por el chico, capturó su atención. Y quería ver que tanto.
—Cerca. 18-70, cosecha de julio.
—Buena cosecha. ¿Qué lees?
—¿No es obvio?
—Podría arruinarte el final si no me cuentas.— Insinuó.
Shadow contuvo su irritación.
—<<Del inconveniente de haber nacido>>.
—¿Te gusta cuestionarte tu existencia?
—Me gusta saber que nuestra existencia es irrelevante.
—Tan irrelevante que ahora estás en un punto aleatorio en el universo conversando con un extraño de entre millones de personas. ¿No suena triste?
—Sonaría más triste escuchar a alguien decir que somos únicos. Y estamos solos.
Shadow por fin había conseguido alguien que hablara algo interesante, que no fuese igual al resto de personas que llegaban solo para querer tenerlo de forma casual. Con esto en mente, se atrevió a preguntar otra cosa al chico, elevando su pequeña curiosidad.
Fue en poco tiempo en el que interactuaron rápido. Se dijeron todo lo que consideraron necesario.
Hasta que parecía ser un poco suficiente.
El joven chico soltó una suave risa, dando otro trago de agua, sonriendo al desconocido.
—¿Deportes?
—Algo. Correr es mi pasión. ¿Tú? ¿Entrenamiento militar?
—Parecido. Fuerza táctica de ataque.
Ambos, tiraban palabras que podrían ahorrar en una conversación completa, ocultando sus suaves e importantes detalles. Platicando así por diez minutos, contando todo lo que pudiera y se considerará relevante para ambas partes.
Hasta concluir.

CÓDIGO: F.O.B.I.A. 《SONADOW/SHADONIC》🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora