Where Are You Mommy?

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Hola mis amores, no considero esto algo fuerte, pero por si las dudas, aviso de una vez... Una disculpa por eso.

Hoseok comenzó a contar detalle a detalle, lo recordaba todo muy bien, como si hubiese sido ayer...

La joven se paró en la misma esquina, su padre la había cambiado por algunos dólares en su pueblo perdido a un hombre que le prometió trabajo en la ciudad.

—ja! Trabajo, una cualquiera es lo que serás, ve con las chicas y que ellas te expliquen como funciona el negocio.

Aquellas mujeres le enseñaron lo que sabía, el robo, el cigarro, el alcohol y la droga se volvieron sus acompañantes.

Vivió así algunos años, sin escape y sin vida; se volvió tan dura que nada le afectaba en lo absoluto, se convirtió en una de las mejores pagadas, era hermosa, aquello era su ventaja.

—¡mami! Venga conmigo que yo la quiero para mi casa, ¿qué dice? Aquel hombre fue endulzado su oído y llenando su mente de ideas.

—¿tú una señora de casa? La que es prostituta, aunque sea duquesa, llevará el título en la frente, dijo la más vieja.

Pero no hizo caso y se fugó con aquel hombre.

—amor, ¡creo que estoy embarazada! Dijo llorando una noche.

—¿amor? ¿Llamas amor a una pareja como la nuestra? Te saqué de la esquina, pero nada sabes hacer, solo coger y cobrar.

—¿qué voy a hacer? Su desesperación aumentaba.

—¡sacalo! ¿Qué esperas? Ni qué valiera tanto para pensar en tenerlo.

La mujer reunió el dinero en una noche de trabajo y partió hacia una clínica clandestina.

Se sentó a esperar su turno temblando de ansiedad; esperó un rato más y sin dudar se levantó dirigiéndose a la salida.

—es mejor que nazcas, te dejaré tirado en alguna casa y nada más pasará, no voy a vivir siendo asesina.

Se refugió en robar para vivir aquellos meses, el hombre se había ido muy lejos sin dejar señales.

Al nacer el bebé, llegó a donde había trabajado anteriormente, pero sólo fue hechada como un perro.

Al sentirse mejor físicamente, dejó al bebé con la vecina, mentía al decir que tenía turnos de noche en el trabajo, mientras se dedicaba a seguir prostituyendose.

Detestaba recibir al bebé por las mañanas, lo alimentaba y lo alejaba, odiaba su existencia, a menudo se arrepentía el no haberlo abortado.

El bebé fue creciendo, hombre tras hombre entraban al pequeño cuarto; borrachos, fumadores o drogadictos, no tenía importancia.

Cuando llegó a los dos años de edad, su madre se mantenía fumando constantemente, los golpes fueron más fuertes y severos.

Así creció el pequeño, viendo a su madre ser golpeada, ultrajada bajo los efectos de sustancias tóxicas.

El fue creciendo, descuidado y sin amor, acostumbrado a los golpes y las palabras sucias que eran dirigidas a él, siempre solitario, siendo testigo de la perdición de su madre.

My sweet cupcake (Sope) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora