DEPRAVITY ||TABOO #1||

CAPÍTULO II. ASSIGNMENT

Seth.

Washington DC

Club Averno/ Mazmorra del verdugo

Tiempo atrás…

La chica con la que he decidido jugar esta noche luce totalmente indefensa a mis pies, pero es  el rol que desempeña esta noche. Mi esposa Serenah está en un viaje de encubierta en Atlanta mientras mi tropa y yo estábamos en una peligrosa misión en la República Árabe Siria donde varias mujeres estaban secuestradas en una red de trata de blancas y distribución de armas y órganos humanos.

— ¿P-p-puedo mirarlo a los ojos, Dark King? —tartamudea.

Soy conocido entre la comunidad de Amos como Dark King. Serenah de vez en cuando me acompaña al Averno o a la mazmorra privada que hay en el Comando para jugar, sin embargo, mi mujer comprende que mis depravaciones deben ser complacidas y nunca me ha prohibido que pueda someter a otra mujer.

—Alza la mirada y ponte esto —le tiro la larga y negra peluca que cargo en las manos. Cada mujer que entra en mi mazmorra debe cumplir mis exigencias y una de ellas es parecerse a mi Ángel porque es la única mujer que esta mi mente—. ¿Tienes depilada la vagina? Sabes que como Amo es una de las reglas más importantes y eso me la pone duro. Además, que me complace y sabes que cuando algo me agrada soy generoso. —La miro de arriba para abajo—.  ¿Ya te hiciste el chequeo mensual? No quiero que me salgas con una de tus putas sorpresas —le advierto.

Mi esclava asiente con una tímida sonrisa. Se coloca la peluca y me mira esperando a que le acaricie la cabeza como premio a su buena disposición.

—Hoy tengo ganas de jugar en la cruz invertida —digo malicioso. La cruz invertida es una rueda giratoria y en el centro hay una figura de cruz donde se colocan las extremidades de los sumisos o esclavos—. Prepárate para ser castigada por tus delitos. Ponte de pie y camina hasta la cruz.

Ella hace lo que pido sin poner resistencia. Un leve toque en mi mazmorra me hace ir a recibir a mis invitados.

—Dark King —dicen los dómines que he invitado a la sesión de hoy. 

Miran como un trozo de carne a la esclava que esta desnuda y lista para esta noche.

—Amos, Cherry está lista para recibir una probada de lo que pueden hacer con sus vergas y juguetes —espeto y me dirijo a la hermosa mujer—. ¿No es así, esclava?

—Sí, mi Amo —habla sin titubear.

Me adelanto a ellos y prosigo a poner a Cherry en la cruz invertida. Su pálida piel contrarresta a la madera oscura de la que está fabricado el artefacto de placer. Me cercioro que este bien amarrada a sus correas y la giro para que este de cabeza.

Su chorreante coño es como un dulce que los Amos están dispuestos a lamerlo por horas y degustar su sabor.

—Elijan el juguete con el que van a dar su sentencia a esta culpable y puta mujer —indico.

Cada uno van a la pared donde están colgados los látigos, gatos y fustas. Mis favoritos siempre han sido los gatos que pueden dejar marcada la piel de las mujeres y recuerden para toda la jodida vida.