Hell.
Sicilia, Italia.
Observo por la ventanilla las gotas de lluvia que comienzan a caer por toda la ciudad de Roma mientras nuestro avión va descendiendo en la autopista. El cielo parece estar expresando los sentimientos que me invaden en estos momentos y mis puños se abren y cierran con fuerza deseando poder matar a los bastardos de mierda que se atrevieron a traicionar a la familia.
Durante todo el vuelo de regreso no dejo de pensar cómo diablos fue que mi padre se dejó emboscar por la Bratva. El mejor que nadie pude detectar cuando se trata de una trampa.
¿Y si la Bratva solo lo han secuestrado para crear una estrategia para que vaya a rescatarlo y también sacarme fuera del juego?
Si creen que no estoy preparada para mandarlos todos al infierno, entonces, van a llevarse una muy mala sorpresa.
Vittorio solo se limita a mirarme de reojo, pero sus labios están sellados. Sé que le preocupa que cuando lleguemos a la fortaleza Mussollini este hecho un completo caos por la captura de su Don. Desde hace unos meses mi papá sospechaba que en la familia se encontraba un nuevo traidor y que nos estaba vendiendo a la CMFE o Bratva, pero el hijo de puta nunca hizo su movimiento hasta que estuve lejos de casa.
—Hell —habla Vittorio por primera vez desde nuestro largo viaje en el avión.
Su voz de me saca de mis suposiciones. Debo mantenerme lo más fría posible para enfrentar lo que está por venir porque si dejo que mi temperamento salga puedo echar a perder todo el plan.
Dirijo la mirada a él y levanto una mano para interrumpirlo.
—Deja de sentir toda esa mierda de compasión, Vittorio. Puede que me preocupe por mi padre, pero si algo le pasa no voy a dudar en tomar su lugar para hacer crecer a la organización porque para eso me he entrenado desde niña. Voy a cazar a cada los bastardos que le hicieron daño y van a desear haber muerto —escupo con amargura.
Vittorio sabe que voy a hacer cualquier cosa por mantener el negocio nuestro líder y su mirada refleja esa confianza en que voy a ser una buena señora para la familia. Él va dar todo de sí incluso su propia vida para mantenerme a salvo porque eso es lo que mi padre siempre le encomendó cuando lo nombró su Consigliere.
—Bien, Hell. Lo vamos a hacer a tu modo. Solo prométeme que vas a ser cuidadosa —me pide.
No voy a prometer nada porque esta vez no quiero controlarme. Está más que dicho que la guerra contra la Bratva empezó desde que he torturado a sus hombres en nuestra cámara negra.
Maksim Zhukov o mejor conocido como mi mentor, siempre me ha dicho que un gran asesino se destaca por mantener su cabeza totalmente fría a pesar que la situación fuera muy peligrosa y casi imposible de ganar, pero me voy a jugar el todo por salvar a mi padre porque es mi única familia de sangre que tengo.
—Vittorio, no puedo ser cuidadosa en estos momentos —replico con molestia. Aprieto los puños con furia y los nudillos se vuelven blancos. Hace unas pocas horas estaba en las Vegas para traficar con la mercancía con uno los tantos compradores de mi padre y ahora todo está fuera de control. Odio cuando las cosas no salen como están planeadas—. Si mi padre fue secuestrado por la mafia Rusa, entonces, no tenemos tiempo para planear una estrategia. Vamos a arrasar con todo lo que esté a nuestro paso. ¿Estás conmigo? Quiero desatar el jodido infierno porque en mis venas corre la guerra, el caos y la destrucción —exclamo.
Él me regala una sonrisa de satisfacción.
Cuando entrenaba con Maksim, Vittorio me admiraba desde lo lejos cada vez que me torturaban y no emitía ningún grito de dolor o cada vez que era arrojada al suelo sin compasión y recibía las brutales palizas de mi maestro. Mi infancia nunca fue como las de una niña ordinaria y ahora me tocaba dar órdenes a los hombres de mi padre. Estoy lista para gobernar mi legado.
ESTÁS LEYENDO
DEPRAVITY ||TABOO #1||
RomanceADVERTENCIA DE CONTENIDO +21 «El mundo arderá y mis enemigos se postraran a mis pies cuando mi venganza comience» En el mundo de la mafia liderado por hombres despiadados, Hell Mussollini deberá demostrar porque su nombre es sinónimo de poder y crue...