CAPÍTULO XXVI. HYPNOTIC POISON

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Hell.

Mis nuevas y majestuosas mascotas se postran a mis pies mientras Katsumoto se sienta un supuesto "trono" de madera del siglo quince. Él me mira con fascinación como si ante su presencia estuviera una deidad que ha venido a visitarlo y no pienso desmentir esa porque realmente soy una diosa, pero no de esas que descienden del paraíso. Para todos siempre soy y seré considerada como una diosa infernal.

— ¿Por qué quieres exterminar a una organización tan poderosa y fuera de tu alcance como lo es La Strixx? —pregunta sin rodeos e inclina su cuerpo para adelante—. ¿Por qué he de ganármelos como enemigos solo por una esclava que fue vendida por dicha organización? —Katsumoto me está provocando para llegar al punto exacto del meollo entre estos enfrentamientos que hay entre nosotros dos.

No tiene caso mentir porque tarde o temprano la verdad de mis verdaderos motivos, saldrán a relucir.

—La Strixx se ha metido con la persona equivocada, Byakko —comienzo a decir—. Pude haberlo dejado pasar por alto aquel atrevimiento, pero se empeñaron en acabarme en cada intento que tuvieron y lograron causarme un gran daño. Sin embargo, soy una hiedra venenosa que si no se corta desde la raíz, se va expandiendo hasta volverse imparable.

El Yakuza sonríe con mi explicación. Akira se pone de pie y le pela los dientes a su ex amo mientras adopta una postura protectora a mí alrededor. Katsumoto mira a su tigre y después deposita sus ojos sobre los míos.

—Muy bonita explicación, Hell. Pero debe de haber una razón más oscura y convincente. ¿O me equivoco?

Es más astuto de lo que pensé.

Le doy una sonrisa siniestra y entonces le doy el único y verdadero motivo para ir en contra de aquellos hijos de puta.

—Quiero la cabeza de Dianney Bykova —suelto con asco y resentimiento el nombre de esa mujer—. Quiero que esa maldita perra que dice ser mi madre, sea torturada por mí mientras me mira a los ojos y lloriquea implorándome piedad.

Katsumoto reconoce el nombre de mi progenitora y arquea una ceja.

— ¿Me estás diciendo que la Krovavaya Koroleva¹, Dianney Bykova sigue viva?

Así como tengo una reputación en la mafia Italiana, Dianney se creó la suya en la Bratva. Según el difunto y antiguo Don, Dianney Bykova era la Koroleva del Boss de la Bratva. Ella era la mente maestra tras cada estrategia, cada creación dentro de la mafia roja para reducir a sus enemigos. Dianney es una perra sanguinaria sin corazón que solo le importa tener mucho poder y no le tiembla el pulso para quitar a quien se le ponga en frente. En uno de los enfrentamientos entre ambas mafias, mi padre logró llevársela como trofeo en contra de la Bratva. Perder a su reina era el mayor deshonor que la sanguinaria tendría y ese golpe los volvería vulnerables por un corto periodo.

Dianney se "enamoro" del regente de la mafia Italiana en su cautiverio y así fue como llegué a este mundo de mierda. Eso es lo que me había contado mi padre de ella cuando "murió". Pero todo eso era una jodida mentira inventada por esa perra. Todos cayeron en sus viles artimañas y se hubiera salido con la suya de no haberse desenmascarado aquella noche cuando La Strixx comenzó este juego retorcido conmigo.

—No va a vivir por mucho tiempo —le aseguro.

El Byakko aplaude mientras sonríe como si toda esta situación le divirtiera y luego deja de hacerlo mientras vuelve a ponerse serio.

—Es simplemente fantástico. Madre e hija enfrentándose por ver quien se corona como la reina. Me pregunto... —Lleva su mano hasta su barbilla, adoptando una pose de estar pensando sus palabras—, ¿cuál de las dos tiene el poder para destruir a la otra? Dame tu palabra que si te brindo el poder de la Yakuza saldremos vencedores o de lo contrario puedo seguir del lado que más me conviene.

DEPRAVITY ||TABOO #1||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora