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Caminando a paso lento hacía el colegio y sumido en sus pensamientos intentaba prestarle atención a su hermana la cual no dejaba de hablar. 

─Sabes...Me gusta más cuando bailas que cuando corres detrás de un balón anaranjado pretendiendo algo que no eres. 

Detuvo su andar abruptamente. No había estado prestando mucha atención a la conversación que digamos, por lo que no entendió a lo que ella se refería.

Le miró cuestionante mientras que ella resopló con cansancio y se abstuvo a hablar nuevamente, ¿así que este era el fin de la conversación? Lamentablemente no podía quedarse de brazos cruzados. Trotó hasta donde ella había caminado aparentemente molesta y la detuvo agarrando su brazo sin ser muy rudo. 

─ ¿A qué te refieres con eso? 

─En que realmente odio que ese bolso tenga ropa para entrenar y no mallas.

─He venido los últimos cuatro años con el mismo bolso, ¿Qué tiene de especial ahora?

─Que ya no es lo mismo. No puedo aceptar la decisión que tomaste.

─Pero es que no comprendo a qué viene eso de repente, estamos en público Yeji, podemos hablarlo en casa.

─No quiero hablar en casa. 

Se le secó la garganta al escuchar el enojado tono con el que le había hablado.

Nunca había visto a su hermana tan enojada al punto de que su cara se había puesto completamente roja y apretaba sus puños adornados de sus ahora pálidos nudillos. Con lentitud la llevó al patio escolar y cuando estuvieron alejados de los oídos de las personas le pidió que hablara. 

─Los he escuchado hablar en la cocina Hyunjin, quieren enviarte al extranjero para septiembre cuando termine tu ciclo escolar. 

Luego de poder decir lo que había estado guardando desde la mañana se permitió derramar frías y grandes lágrimas acompañadas de sollozos entrecortados y bajos. Él le miró en shock y apoyándose en el árbol que tenía detrás llevó sus manos a su cabello y río nervioso mientras empezaba a respirar aceleradamente. Ella le miró confundida al escuchar su risa incrédula, pero luego se preocupó al verle tomándose el pecho como si no pudiera respirar y empezó a arrepentirse por haber escogido el momento menos indicado para decirle algo así, y también deseó que esa conversación en la mañana haya sido solo una charla matutina que luego sus padres pensarían mejor, ¿no podían alejarla de su hermano? ¿No caerían tan bajo?

─ ¿Hyunjin estás bien? ¿Hyunjin? ¡Háblame, por favor! 

Un escalofrío acompañado de un mareo le hicieron sentarse en el verde suelo, aún tocándose el pecho porque sentía que le faltaba aire.

¿Alguna vez han sentido que les falta el aire por algo que les causa terror? Esa sensación de trance donde sólo puedes pensar sin estar pensando realmente; tomarse el pecho y agitarse buscando el aire que el miedo te estaba quitando; mareado y con un dolor de cabeza punzante deseando que acabara pronto porque tu cabeza iba a explotar; y tu cuerpo temblando porque los nervios incontrolables que te inundan no permiten que tenga estabilidad, así que sólo puedes caer en el piso con las últimas respiraciones que te quedan.

Su hermana le gritaba inaudible. Observó cómo su rostro pasó de estar enojado y triste, a uno preocupado y temeroso en cuestión de segundos. Aún con su vista ya nublada y perdiendo el aire pudo observar una figura masculina tomarle la cabeza con delicadeza e intentar levantarlo, pero en ese momento todo se puso negro para él.

Ni siquiera estando inconsciente pudo descansar. Su cabeza pensaba constantemente en su lamentable situación.

Lo sentía tan injusto, había estado practicando durante años para ser cada vez mejor y no iba a poder presentarse por un capricho de sus padres.

El Juego de los Hombres ─ JEONGJIN ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora