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Sus dilatadas pupilas brillaban como nunca y estaban teñidas del color del amor; sus respiraciones jadeantes e intranquilas hacían que sus pechos subieran y bajaran con sincronía involuntaria; sus corazones latían con nerviosismo, haciendo que ambos cuerpos estuvieran siendo atacados por escalofríos.

Sin embargo, un grito proveniente desde la voz de una chica los hizo separarse abruptamente, pero aun así Jeongin había caído encima de Hyunjin logrando ponerlos más nerviosos.

─ ¡Este no es lugar para besos! ─había gritado una voz femenina bastante conocida.

─ ¡Ryujin, te dije que fueras discreta!

Al prestar atención a aquellas voces y a quien pertenecían, ambos pudieron suspirar por el susto, y ambos se acomodaron para poder levantarse sin que fuera...más incómodo de lo que ya era.

Con mucha vergüenza y sus rostros cubiertos de color carmesí ambos ya estaban de pie tomando sus bolsos e ignorando la razón por la que ambas chicas se encontraban ahí.

─ ¿Ya terminó tu práctica Yeji? ─se atrevió a preguntar Hyunjin sin dejar de temblar y observar con detenimiento el suelo.

─Sí, y vine a buscarte para que salgamos un rato. He pedido permiso.

Al escuchar aquellas palabras Hyunjin finalmente levantó la cabeza mirando atentamente a su hermana, la cual tenía una enorme sonrisa, una que sin duda le costaba ver, una sonrisa genuina y perlática.

Jeongin observó cada faceta de los sentimientos que Hyunjin dejaba observar en su rostro y guardó aquella imagen para recordarlo durante noches intranquilas.

Mientras tanto Ryujin observaba el panorama con curiosidad y felicidad.

─ ¿Adónde iremos? ─cuestionó Ryujin.

─Jeongin, ¿tienes alguna idea?

El mencionado levantó su cabeza preguntando con sus ojos si de verdad le estaban preguntando a él, a lo que Yeji asintió.

─Bien, creo que tengo una idea.

Sin esperar más, todos empezaron a seguir a Jeongin, y cuando vieron su "vehículo" todos miraron con desaprobación, excepto Hyunjin, quien tenía una sonrisa cómica en su rostro.

─La verdad no creo que todo podamos ir ahí. ¿Pedimos un taxi? ─habló la pelinegra cruzada de brazos y con la mirada divertida.

─Caminemos. Es de noche casi, será divertido. ─sugirió Hyunjin empezando a caminar, así que los demás le siguieron el paso, específicamente Jeongin.

Jeongin caminaba a la par que Hyunjin mirándolo de reojo y sonriendo ante verlo tan concentrado en disfrutar del crepúsculo brillante que se posaba detrás de aquellas enormes y remotas montañas. Una boba sonrisa se posó en sus labios por lo que desvío su vista a otro lado evitando ser visto.

La brisa cada vez se iba enfriando y sus poros erizados con cada toque le causaban escalofríos. Jeongin observó a Hyunjin sobar sus brazos en señal de que tenía frío así que amablemente le dio el abrigo que tenía en su bolso, ya que estaba acostumbrado a salir de las prácticas a estas horas.

Detrás de la inocente escena de romanticismo dos chicas caminaban en silencio cómodo, disfrutando el suave latir de sus corazones y sus desordenados pensamientos siendo su momentáneo enfoque. Ambas miraban a los dos chicos de adelante con una sonrisa, quizá eran más obvios de lo que esperaban.

Jeongin, cansado de que su mente le repitiera una y mil veces que hablara con el pelinegro que caminaba a su lado, y que su nerviosismo y boca le jugaran en contra, dijo la primera pregunta que sus labios pudieron pronunciar.

El Juego de los Hombres ─ JEONGJIN ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora