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Los ojos de Jeongin brillaban con admiración al observar tanta belleza moverse de un lado a otro; de verdad que no quería sonar como un chico bajo los efectos de una droga por estar tan extasiado ante lo que veía, pero es que simplemente se quedó anonadado al ver a Hyunjin bailar.

La manera en que el rostro multifacético de Hyunjin (resumido entre verse triste, enojado, serio y podría decirse que feliz) se veía tan diferente en ese momento, como si su felicidad hubiera aumentado un dos mil por ciento, a tal punto que sus ojos brillaban con el compás de sus movimientos haciéndolo ver como magia, y eso hacía feliz a Jeongin de alguna manera.

Todas las personas del lugar estaban entre asombrados y felices por ver a Hyunjin bailar.

Cuando terminó la presentación de Hyunjin lo vio acercarse y su corazón empezó a latir fuertemente, a tal punto que sentía que se saldría de su pecho al verlo tan hermoso.

Realmente nunca se iba a cansar de decir lo hermoso que era Hwang Hyunjin.

─Uhh...Jeongin ─fue lo primero que pronunció Hyunjin cuando estuvo frente a él.

─Hola, Hyunjin ─Jeongin sonrió─, bailas muy bien.

Notó los cachetitos de Hyunjin volverse carmín suave y sonrió. 

─Gracias...eh, ¿Qué haces aquí? ─había cuestionado Hyunjin.

─Tu hermana me invitó, pero no me dijo para qué, solo que iba a ver algo increíble, no esperé que lo increíble fueras tú. ─respondió.

Inevitablemente Hyunjin de puso aún más rojo de lo que ya estaba, provocando que sus mejillas se volvieran de color carmín. 

─Ay... qué cosas dices. ─dijo.

Jeongin no pronunció más nada, porque se encontraba admirando los ojos de Hyunjin, y el cómo no paraban de brillar con intensidad; deleitándose con la paz de la vista y la sonrisa regalada también sonreía inconscientemente.

Ambos se miraban con anhelo en sus orbes, sus almas conectando nuevamente y abrazándose con amor, logrando una sensación satisfactoria en sus estómagos.

Pero algo o alguien los sacó de esa ensoñación.

─ ¡Vamos a empezar la clase! ─se escuchó a alguien gritar desde el fondo del salón. 

Jeongin rodó los ojos inconscientemente.

─Vendré a recogerte cuando termines.

Ni siquiera él mismo sabe por qué aquellas palabras habían salido de sus labios, pero en cuanto cayó en cuenta de lo que dijo su corazón empezó a latir con fuerza.

Con nerviosismo acarició el cabello de Hyunjin, regalándole una sonrisa para luego marcharse. Sin voltear atrás salió del estudio, y en cuanto estuvo solo se dio un golpe en la cabeza.

¿Cómo pudo pedirle eso? A penas y se estaban conociendo, o bueno, eso daban a entender, ¿No? Estaba sonando como un tonto de nuevo.

Realmente le parecía decepcionante la seguridad con la que dijo aquello, y ahora tan patético como siempre estaba golpeándose física y mentalmente, ¡No sabría cómo manejar sus sentimientos frente a Hyunjin!

Hyunjin lo hacía sentir tan diferente que sintió que se enamoraba por primera vez en la vida; sin saber qué hacer; cómo manejarlo y sobre todo, cómo dejar que fluya.

De pronto se puso a pensar en qué harían cuando lo fuera a recoger, ¿Salir a algún lado en específico?

Se sentía perdido pensando en todo a la vez, pero es que ni siquiera sabría explicar lo mucho que Hyunjin le hacía sentir; la manera en la que sus ojos le miraban atentamente cuando hablaba o la forma en que sus ojos se volvían dos lindas montañitas cuando reía, era simplemente difícil explicar la manera en que su corazón se sentía relajado y su mente en blanco.

El Juego de los Hombres ─ JEONGJIN ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora