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Saliendo de sus clases tomó camino hacia la cafetería donde su hermana lo tenía que estar esperando para almorzar juntos un momento y luego volver por su lado cada uno. Estaba por llegar a su destino, sin embargo, una mano impidió su paso.

Fue inevitable no sonreír cuando vio a Jeongin tomando su mano para dirigirlo a cualquier lugar lejos de los ojos curiosos de los demás estudiantes.

Ya había pasado una semana desde que se hicieron novios, y aunque no podía negar que estaba muy emocionado por las sensaciones y sentimientos, una parte de él aún tenía miedo de cómo los verían los demás al verlos juntos. Recibir ese tipo de acoso durante varios años y saber lo que se siente lo mantenía constantemente preocupado y paranoico; Jeongin parecía conocerlo bien porque en cuanto estuvieron dentro del laboratorio de física preguntó qué pasaba.

─Nada, son exámenes y esas cosas. ─mintió, buscando restarle importancia con su mano.

─ ¿Sabes que puedes hablar conmigo de cualquier cosa, cierto? ─cuestionó Jeongin acercándose a él, mirándolo de aquella forma que transmitía corrientes de energía por todo su cuerpo.

Y no era cualquier mirada que mostraba un sentimiento, era una de esas que mostraba muchas cosas a la vez. Una que le indicaba protección, cariño y compresión en una sola e incluso mucho más.

─Lo sé. ─hizo una pausa pensando si debería decir lo que le tenía tan preocupado.

«No te guardes las cosas para ti mismo, si algo te molesta o entristece debes hablarlo»

Las palabras de su psicóloga resonaron en su mente.

─Tengo miedo, Jeongin. Miedo de que te pase algo si sigues conmigo; cuando nos vemos tengo miedo que te juzguen o te lleguen a golpear... ─confesó, sintiendo un nudo apretarse en su garganta y la sensación de llanto tragarse por completo su voz.

Jeongin le miró comprensivo, acunó su rostro con sus manos e hizo que le mirara directamente a los ojos, que al parecer era una costumbre en él.

─No tengas miedo, nadie puede hacerte nada si estoy contigo. No debe importar lo que piensen los demás, yo soy feliz a tu lado. ─tranquilizó, acercó sus labios a su rostro regalando un suave beso en la punta de su nariz. Automáticamente sus labios se abultaron por la mimosa caricia.

─Perdón por preocuparte, no era mi intención arruinar nuestros momentos para vernos. ─se disculpó, sin embargo, Jeongin besó su mejilla diciéndole que eso no importaba.

Ambos disfrutaron de hablar un poco más de sus clases y a los pocos minutos salieron del laboratorio por separado para no verse sospechosos.

Hyunjin recordó a su hermana y en cuanto la divisó junto a Jisung a unas mesas de distancia se acercó. Ambos parecían muy ocupados en sus diferentes tareas como para notar su tardanza, así que solo se dedicó a sentarse junto a ellos después de saludar.

─ ¿Ya comiste? ─preguntó instintivamente su hermana como era de costumbre.

─No, aún no sé qué comer. ─respondió, recostando su cabeza sobre sus manos para observar las acciones de su hermana y amigo. ─Igual no tengo hambre. 

Luego de haber dicho eso Yeji volteó inmediatamente con preocupación al igual que Jisung, ninguno dijo nada y solo se limitaron a mirarse entre ellos. Aún no entendía esas miradas, y tampoco quería hacerlo. 

─ ¿Seguro que no quieres nada? Puedo comprarte algo ligero si quieres. ─ofreció Jisung haciendo el amago de querer levantarse. Iba a negarse, pero su hermana no quitaba la mirada y estaba asustado de lo que podría creer. 

El Juego de los Hombres ─ JEONGJIN ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora