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Con sus piernas cansadas y con sudor recorriendo su cuello se adentró a su casa acompañado de su hermana.
Ella le hablaba sin parar mientras que él fingía escucharla. Y no le juzguen, simplemente no podía olvidar lo que pasó hoy; aquellos sentimientos volviendo y revolviendo todo su ser, y siendo violentamente acompañados por otros nuevos que aún no entendía.

─¿Estás siquiera escuchándome Hwang?

Él hizo un sonido de asentimiento, pero no fue suficiente para su hermana pues ahora le encaraba y le mira acusatoriamente. Tragó saliva.

─ ¿En serio no te pasa nada? Mira, sé que debes practicar para la competencia y tienes todo mi apoyo, no te estreses.

─No asistiré este año a las audiciones.

─ ¡¿Qué?! ¡¿Cómo que no irás?! ¡Estuve esperando más de cuatro años!

─Simplemente dejé de intentarlo Ji, no lo soporto más.

Ella le miró con pena, compresiva y atenta, como siempre. Quizá ese aire protector nunca se iría, sin importar las circunstancias, ella le recordaba que tenía una razón por la cual seguir adelante y que todo lo que pasa tiene una razón, por más dolorosa que sea.

Subió a su habitación y se dejó caer en la cama con frustración. Claro que se estaba afectado al tomar esa decisión, pero, ¿qué sentido temía luchar en una guerra que estaba perdiendo desde hace tanto tiempo? Ya no había ese toque de esperanza plasmado en sus pensamientos, sólo reinaba el hecho de que era mejor sacar la bandera blanca y la vida se apiada de él.

Unos toques en su puerta resonaron y frunció el ceño. Sus padres no habían llegado y aunque fuera así, ellos casi nunca tocaban a su puerta, les resultaba una vergüenza acercarse a él sin importar el tiempo que ha pasado.

Se levantó y tomó el pomo de la puerta. Con lentitud la abrió y vio a una sonriente Yeji.

─Déjame pasar, por favor.

Le suplicó con un puchero y sus manos juntas. Realmente no se pudo negar.

Cuando entró del todo a la habitación pudo ver una bocina portátil en sus manos, pero antes de siquiera preguntar el por qué traía eso, su hermana respondió tocando un botón y dejando que 'Middle of the Night' resonara en el parlante.

─No me voy a comer el cuento de que vas a abandonar todo, así que mueve tu trasero de la cama y baila como tú sabes hacerlo.

Le sorprendió la brusca manera en la que se lo dijo, pero sonrió, imaginó que ella no se quedaría de brazos cruzados, nunca lo hizo.

Ella apagó la música repentinamente y le miró con una perlática sonrisa.

Empezó a mover los muebles de la habitación para que hubiera un poco de espacio y cuando finalmente hubo algo de espacio se sentó en la cama y volvió a encender la música.

Se paró en medio del espacio y esperó que su cuerpo se moviera antes de que su mente empezara a controlarlo.

Y simplemente empezó a moverse, como sabía hacerlo.

Sus pies se movían conociendo el espacio y sus brazos acompañando cada movimiento de su espina dorsal. Y entonces en el coro dio un giro para luego mover sus manos con dureza al ritmo de los beats.

Escuchó aplausos y supo que estaba llegando la parte movida así que volvió a repetir sus movimientos del coro, pero esta vez siendo más controlados.

Respirando fuertemente la canción dio por finalizada y sonrió genuinamente cuando su hermana le aplaudió y le miró de la misma forma que aquel día cuando lo vio bailar por primera vez, y aquellos melancólicos recuerdos le pegaron tan fuertemente que todo su estrés semanal se resumió en una pequeña lágrima recorriendo su mejilla izquierda.

En serio quería empezar a rendirse, pero cómo podía hacerlo con personas como su hermana y Jisung que le motivaban todo el tiempo y le mantenían con los pies en la tierra.

Quizá su historia sea muy triste, pero se escuchará más interesante cuando se la cuente a sus nietos siendo un gran bailarín que luchó por sus sueños hasta el final.

Ese era el pequeño detalle que faltaba en su vida.

Una razón para convertirse en un ambicioso y codiciar sus sueños hasta más no poder.

─Nunca digas que vas a dejar de intentarlo Hyunjin. Eres excelente en lo que haces, y ni siquiera tu propia familia debe afectar en eso. ¡Espero que lo comprendieras!

El sonido de un auto estacionándose y un motor siendo apagado hizo que su corazón empezara a palpitar con fuerza y su agitada respiración se entrecortara levemente.

Su hermana salió del cuarto y le pidió que arreglara el cuarto por ella.

Cuando estuvo todo perfectamente en su lugar se dignó a bajar a saludar, eso era lo más moralmente correcto.

Nunca entendió la actitud de su madre. Parecía tan pulcra y elegante frente a su esposo que la faceta de ama de casa le quedaba realmente grande. En cambio, cuando la veía compartir genuinas sonrisas en ciertos momentos familiares le sorprendía la diferencia. A veces podría parecer que estaba de su lado y que buscaba protegerlo, pero bastaba una dura palabra de su esposo para que se volviera tan tosca como él.

Saludó con un beso en la mejilla a su madre y ésta le preguntó qué tal el colegio.

Al parecer no se había percatado de su "pequeño" golpe. Pero observó a alguien que sí lo hizo y no pudo aguantar cuestionarle al respecto.

─ ¿Has peleado en el colegio, Hyunjin?

Y ahí estaba ese agrio tono que tanto le disgustaba. Realmente le hacía odiar su nombre cada vez que era mencionado de esa manera. No pudo ocultar su enojo y apretó los puños intentando controlarse.

─No, sólo me he caído fuerte practicando.

El hombre mayor solo soltó un gruñido gutural de desacuerdo y sarcasmo. Pensó que se reía de él.

─ ¿Te has caído practicando? Espero que no sea bailando esa mierda.

Apretó aún más sus puños, al punto de que sus nudillos se volvieran blancos y sus palmas rojas por el agresivo contacto.

No le contestó, se volteo y caminó lentamente hacía las escaleras. Pero su padre no se quedaría así y empezó a jugar con su paciencia.

─Ya sabes lo que hablamos esa vez. No quiero verte de nuevo metido en eso, Hyunjin. Estás un poco grande y podrás aguantar una buena golpiza como el hombre que eres, ¿No, Hyunjin?

Hyunjin. Hyunjin. Hyunjin. Apretó aún más sus manos.

─Lo sé, padre.

Empezó a subir el primer escalón, pero una frase llena de resentimiento fue escuchada por sus oídos haciéndole detener en seco y con el corazón latiendo a mil.

─Más te vale, porque he visto a tu amiguito Jiseng o Jison, no lo recuerdo. Lo he visto muy asquerosamente cariñoso con otro chico en una tienda. Espero que no se te esté pegando lo maricón o tendré que darte una lección de nuevo, Hyunjin.

Un sonoro gemido de dolor salió de sus labios cuando por la presión y rabia se lastimó finalmente las manos.

Sin más subió de nuevo a su habitación y se tiró a su cama por segunda vez en el día, pero esta vez en vez de ser pensante y boca arriba, estaba con la boca mordiendo con rabia su almohada, desquitándose con ella y pegando puños adoloridos en la cama.

Solo pensaba seriamente en descargar su ira con algo.

Y así lo hizo, hasta que de tanto llorar y soltar su rabia se durmió finalmente pensando en qué haría para recuperar su vida.

Si tan solo tuviera una razón por la cual seguir estando en aquel juego del que estaba siendo víctima.

El juego de los hombres que empezó a jugar desde hace tanto tiempo, y luego de muchas partidas estaba empezando a perder su racha. Y con ella, sus ganas de vivir.

El Juego de los Hombres ─ JEONGJIN ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora