Eres mi mamá, siempre.

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—Yo... lo siento mucho — Nathalie se apartó de inmediato, se tapó la boca con ambas manos y rápidamente apartó la mirada. Ella no tenía el coraje de mirarlo en ese momento. Cerró los ojos y trató de alejarse, pero un par de manos fuertes la agarraron por la cintura.

—A dónde crees que vas, Nathalie. Mírame. — exigió.

Nathalie suspiro profundamente y se tomó su tiempo antes de hacer lo que le pedía.

Abrió los ojos y los fijó en los de Gabriel. Lamento evidente en sus ojos. Parpadeo un par de veces.

—Señor...

—No lo hagas— la silencio cerrando los ojos.

Ella inmediatamente se silenció.

—Te bese.—

—No...— intentó interrumpir Nathalie pero él siguió hablando.

—Ese día en el jardín del hospital te bese. Pensé que si te besaba, podría sentir esta...atracción por ti. Pensé... no sé... tal vez mi vulnerabilidad y mi sensibilidad por la condición de Adrien me hizo...

—Gabriel...

—¡No, espera!— finalmente abrió los ojos y tomó su rostro entre sus manos. —Trate de olvidarlo. Trate de fingir que todo había vuelto a la normalidad. Pero nada es normal. Nada volverá a ser igual... no ahora, que conozco el dulce sabor de tu labios. Y llore Nathalie, llore tantas noches tratando de entender. Y sentirme culpable y disculparme con Emilie por sentir esto. Y esta noche, todo este juego que empezó Adrien, todo este asunto de la Sra.Agreste...yo...yo quiero esto. Necesito esto, necesito que todos te llamen Sra. Agreste. No quiero que ningún otro hombre te toque, te hable o incluso te mire.

—¿Qué?

—Está bien, lo siento, eso fue un poco demasiado. — se rió Gabriel.

-- Si. -- Nathalie se rió junto con él, tomó las manos de Gabriel entre las suyas. —Gabriel escucha...

—¡¿GABRIEL?! ¿Qué estás haciendo aquí? Necesito que conozcas a un nuevo inversionista de la India. -- interrumpió la desagradable voz de Audrey Bourgeois. —Oh, ¿estabas ocupado? No importa, hay cosas más importantes que... ella. ¡Vamos!—tomó el brazo de Gabriel y comenzó a tirar de él hacia la entrada.

—Nada es más importante para mi que mi familia, tu sabes eso Audrey— respondió Gabriel con rabia en la voz, soltándose del agarre de Audrey. —Y Nathalie es MI familia, junto con mi hijo. Ahora, si me disculpas, llevaré a mi hijo y a MI mujer a casa. Buenas noches. — Y tirando suavemente de la mano que aún sostenía a Nathalie, caminó rápidamente hacia la entrada del edificio.

Nathalie estaba sorprendida por la escena que Gabriel acababa de causar en la terraza, pero su mano sostenía con fuerza la de Gabriel. Sabía que estaba buscando a Adrien y lo vio, sentado junto a Kagami, hablando con la señora Tsurugi.

—Allí— señaló ella.

Gabriel caminó rápidamente hacia ellos, tirando de Nathalie.

—Buenas noches Tomoe, Kagami. — saludo— Adrien ya nos vamos.

Tanto Adrien como Kagami escanearon a ambos adultos de arriba abajo. Los ojos de Adrien se abrieron cuando vio los dedos de su padre y Nathalie entrelazados. Rápidamente se puso de pie y le guiño un ojo a Kagami, que simplemente asintió y sonrió.

—Me debes un café, te lo dije. — le susurro lentamente al odio mientras se despedían.

—Buenas noches Sra.Tsuji, Kagami. — dijo Adrien inclinando la cabeza hacia ellas.

Todos compartieron sus despedidas y los tres Agrestes se dirigieron a la entrada principal.

Una vez que los tres tomaron asiento en el auto, el silencio reinó.

Nathalie había soltado la mano de Gabriel, pero estaban sentados uno cerca del otro. Ella miraba sus manos y Gabriel miraba las luces de la ciudad.

—Entonces...— comenzó Adrien. —¿La pasaron bien?

Inmediatamente se cruzaron miradas y miraron a Adrien, que les devolvía la sonrisa.

—Adrien...escucha...

—¡NO! Hola chicos, los amos, sigan con lo suyo. Los emparejo totalmente a ustedes dos.

—¿Qué? ¿Qué cosa?— preguntó Nathalie.

—¿Emparejarnos?— preguntó Gabriel al mismo tiempo.

Adrien se rio y se inclinó hacia Nathalie y tomó sus manos entre las suyas.

—Eres mi mamá, siempre— susurró sonriendo.

Los ojos de Nathalie comenzaron a nublarse con lágrimas cuando sintió un brazo acercandola. Lo siguiente que supo fue que los tres estaban compartiendo un abrazo.

Mientras aún estaban en la limusina, Adrien comenzó a bostezar, por lo que en el momento en que llegaron a la mansión, automáticamente se excusó y se fue a su habitación. Dejando a ambos adultos solos en el vestíbulo.

—Bueno, esto es todo... Buenas noches, Gabriel.— dijo Nathalie.

—Si, buenas noches Nath— contestó.

Sin embargo, ninguno de los dos pudo mover un músculo.

—Escucha yo...— comenzó Nathalie.

—Nathalie...— dijo Gabriel.

Ambos se rieron.

—Empieza tu, por favor. -- insistió.

—Bueno, solo quería decir que tuve una noche increíble.

—Yo también, en realidad me divertí. Adempas, te ves preciosa. Y ese discurso... la guinda del pastel.

—¡Deja de bromear, Gabriel!— gritó, golpeando suavemente su hombro.

—Ouch, señorita San Coeur, ¿cómo se atreve a golpear a su jefe?

—Señor Agreste, ¿cómo te atreves a besar a tu asistente?

—Pues...así.

Lo siguiente que supo fue que estaba presionada contra la pared. Los labios de Gabriel sobre los de ella, su mano derecha en la pared al lado de su cabeza y su mano izquierda en su cadera.

Esto fue demasiado para ella, saltó sobre él y envolvió sus piernas alrededor de su cintura. Los labios de Gabriel estaban ahora en su cuello

—¿Por qué no...ahhh...me ayudas a quitarme este vestido?— dijo Nathalie entre gemidos y jadeos.

—Pensé que te encantaba, Mayura— le susurré al oído.

Nathalie sintió que le hervía la sangre. Ella mordió el labio inferior de Gabriel en respuesta. Gabriel se alejó de la pared aún con Nathalie en sus brazos y comenzó a caminar hacia las escaleras que conducían a su habitación.

Instintos MaternalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora