capítulo 5: la arrogancia tomó forma de un francés.

1.1K 57 46
                                    

Caminaba con normalidad, el lugar tenía algo que lograba atrapara mi atención, aquellos grandes edificio y la calidez de las personas todo era maravilloso.

Hasta que por torpeza derrame mi delicioso café encima de un completo desconocido con acento francés y un rostro que creía haber visto antes, desvié mis pensamientos cuando lo escuche vociferar por lo ocurrido.

— Lo siento, en verdad.-me anticipe con la voz más suave, que logre articular.

— Un "Lo siento", no va a arreglar el traje. Mejor deberías tener más cuidado, niña torpe.-reclamó para regalarme una rápida mirada.

Para ser alguien tan perfecto, tenía el humor de un anciano cascarrabias.

Hasta que un recuerdo cruzó mí mente, esos ojos que lograban la perfecta mezcla entre el verde de las praderas y el intenso azul del mar, esa sonrisa arrogante y esa esencia con notas de menta, era difícil no recordar a Charles Leclerc él típico cliché de chico. Lo conozco desde que tengo memoria, vivía a unas cuadras de mi casa e iba a una escuela diferente cada año. Eso hasta que se fue de intercambio o al menos eso suponía, un día ya no lo volví a ver más.

Pero por obra del destino caí en el mundo de la f1, el único deporte que logró atrapar mi atención y fue ahí dónde volví a ver aquellos ojos que hacían un increíble contraste con el rojo de la escudería a la que pertenecía. Ese rojo y el número 16 en el escaparate del auto. Para su corta edad cumplía con las expectativas, tenía talento y además un encanto natural.

— Ya me he disculpado, ¿Qué más puedo hacer?.-interrogue con duda y un sentimiento de culpabilidad.

— ¿Ves aquí algún local de Armani? —murmuró con un notoria burla.

— Pues no.

— Eso creí y ahora que voy a hacer se me arruino el traje y tengo una reunión importante.

— Puedes usar mi cardigan.-propuse para observar como unos cálidos ojos me miraron atentos.

— Es una broma ¿no?

— Lo digo en verdad.-comenté para quitármelo y entregárselo.

— No voy a usar el cardigan de una desconocida.-aseguró con el ceño fruncido.

— Es la única opción o de lo contrario deberás ir a tu importante reunión con un Armani manchado.

— No puedo creer lo que estoy a punto de hacer.-a regañadientes se quitó el blazer negro y colocó el cardigan. El cual al ser unas tallas más grande, lograba ceñirse a su fornido torso.

— A veces se deben tomar soluciones drásticas.-murmuré para observar una mueca en su rostro.

— Déjame adivinar, ¿Es el cardigan de Taylor?.-comentó con una ligera sonrisa.

— ¿Cómo es que lo sabes?.-pregunté incrédula.

— Intuición y porque dice Taylor Swift en la manga.-respondió con obviedad.

— Bueno tienes razón, en fin ahora debes ir a tu reunió.-agregué.

— Si claro, la reunión, por un momento me olvidé de ello. Pero antes debo encontrar un cesto.

— ¿Cesto?, no pensarás tirar ese Armani.-advertí con el ceño fruncido.

—No, en absoluto.

— ¿Entonces?.-pregunté nuevamente.

— ¿Te lo puedes quedar?.-solicitó.

— Claro y suerte con la reunión.

— Olvidalo, tú debes acompañarme, para que te devuelva el cardigan y porque me lo debes.-demandó.

𝑫𝑬𝑳𝑰𝑪𝑨𝑻𝑬  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora