capítulo 6: neumáticos y canciones de Taylor Swift.

1K 55 11
                                    

La última vuelta se acercaba, y la presión se lograba percibir en el ambiente. Apreté la mandíbula y tense los hombros al notar que poco a poco se acercaba él impaciente Norris con los colores azul y naranja resaltando en su auto, seguido de Verstappen y Hamilton.

Desde el radio podía escuchar a un nervioso Xavi, dando indicaciones de lo que debía hacer:

"Mantén la calma Charles"-repetía una y otra vez. Pero el incontrolable olor a victoria, me consumía los sentidos, necesitaba ganar está carrera sería un honor festejar en Francia.

Hasta que...Mi ruidosa alarma sonó indicando que tenía que comenzar un día más. Por suerte las vacaciones de verano me habían dado un descanso de las prácticas y los fines de semana, después de esa desafortunada derrota en Francia y la recuperación en en el GP de Hungría.

Aturdido inicie mi rutinal día, recordando la increíble coincidencia con Lambert esa chica me traía buenos recuerdos, recuerdos de mi adolescencia la cual rara vez me disfrute.

— Charles, ¿tienes planes para hoy?-hablaron, desde el otro lado de la puerta, suponía se trataba de Arthur.

— Si.

— No seas mentirosos, se que no saldrás.-murmuró para abrir la puerta.

— Iré con Lambert a recorre la cuidad.-mentí con sinismo.

— ¿Puedo ir?.

— De ninguna manera.-bramé para levantarme a regañadientes y salir de la habitación.

— Por favor, no quiero estar solo aquí.-insistió formando un ridículo puchero en su rostro.

— ¿Y Lorenzo?.-pregunté para dirigirme a la sala.

— Él tuvo que regresar a Mónaco, tenía algunos asuntos. pendientes.-murmuró para seguir mi recorrido.

— Lorenzo, siempre tiene asuntos que resolver.-chasqué la lengua.

— Es por mi asunto, Lorenzo está orgulloso de mi lugar en la F3, pero sabes que él nunca se conforma.-suspiró cansado, mientras tomaba asiento en uno de los grandes sillones, que decoraban la sala.

— ¿Estás seguro de seguir en esto?.-interrogé mientras me dirigía a la cocina.

— Si, digo no me veo haciendo otra cosa.

— Arthur...Debes hacer esto porque te gusta, no por la presión de Lorenzo.-replantee para sacar dos tazones de la alacena, la caja de cereal y la leche.

— Y de verdad me gusta mucho competir. La adrenalina que me recorre el cuerpo cada que estoy en un circuito es una sensación que no podría experimentar en ningún otro lugar.-informó, tratando de sonar convincente.

— No ganarás nada, mintiendote a ti mismo.-agregué para dejar sobre la barra el par de tazones.

— Gracias, por el consejo pero alguna vez deberías ponerlos en práctica.-sonrió de lado, para reincorporarse.

— Claro.

El silencio se apoderó de la sala, sólo se lograba escuchar el chocar de las cucharas con la cerámica del tazón.
Y por un momento me puse a analizar como es que yo había terminado en este mundo, ¿Qué era lo que me había motivado?. Tal vez el hecho de estar con papá más tiempo, el tratar de unir una familia que poco a poco se desmoronaba.

Pero nunca había sido una pasión del todo, posteriormente se había convertido en mi único escape de la realidad, de las discusiones y el eminente dolor de la partida de él, de mi padre. Todo eso lo había retenido en un frasco, uno que esperaban jamás saliera a la luz.

𝑫𝑬𝑳𝑰𝑪𝑨𝑻𝑬  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora