capítulo 15: los secretos suelen destruir todo a su paso.

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Había sido un día agotador, Amalfi era lindo, pero no podía disfrutar mi estancia del todo.

La mañana apresurada, la llamada sospechosa por la cual Leclerc no  viajó conmigo y la cena con Timothée habían confundido un poco mis pensamientos.

Y debía aceptar que también mis sentimientos.

Por una parte me sentía culpable por besar a Timothée, pero ambos sabíamos que necesitábamos ese beso, para cerrar lo que sentíamos.
Porque después de todo lo mejor era permanecer solo en recuerdos, y seguir adelante, apreciaba lo suficiente al chico de mirada esmeralda como para hacerlo caer en un círculo vicioso, lleno de ilusiones y promesas que jamás podría cumplir.

Después de todo, uno no perdía lo que nunca había tenido, no podías extrañar las caricias o besos porque siempre habían permanecido en ilusiones y tampoco debíamos aferrarnos a algo sin inicio.

Cada uno era feliz a su manera y ambos eramos valientes para decir Adiós.

Además ya no podía seguir comparando la situación con Leclerc.

— Gracias por todo, me tengo que ir.-me despedí, tras recibir una llamada un tanto alarmante por parte de Hanna.

— ¿Quieres qué te acompañe?.-ofreció Timothée.

— No, gracias.

— Devy es un poco tarde.

— Tranquilo, estaré bien.-aseguré para salir, sin esperar respuesta del pelinegro.

La llamada me había descolocado un poco, sabía que se trataba de algo importante, por el tono que uso al decir: Charles esta un poco tenso.

La noche permanecía joven y tranquila, tal vez así era la vida en Italia, desearía tener una vida así, tan en ambiente y sin preocupaciones constantes.

Camine un poco más y ahora si que estaba recapacitando la idea de usar bicicleta en lugar de ir a pie, como lo había propuesto Sebastián.

Unos pasos más-repetí a forma de mantra, esperando recordar el camino, después de todo no era tan complicado.

...

¡Por fin!-celebre por lo alto tras llegar a la pequeña pero acogedora casa de color amarillo.

Tras abrir la puerta dos miradas expectantes me analizaron por unos segundos.

— ¿Sucede algo?.-cuestione.

— Cariño que bueno que ya estas de vuelta.-comentó, ignorando mi pregunta, Hanna.

— Devora lo mejor es que hables con Charles, te esta esperando en la terraza.-murmuró Sebastián, para posteriormente salir de la habitación.

— Claro.-respondí al sentir un tono de regaño en su voz. Hanna se limitó a regalarme una palmadita en la espalda, antes de imitar la acción.

Respire profundamente, para tranquilizarme, no estaba asustada, más bien sentía confusión.

Y eso en cierta parte me podía, mucho.

A pasos lentos pero seguros, guíe mi paso en dirección a la terraza con vista a la cuidad. Rápidamente cruce mirada con Leclerc, para notar un semblante de preocupación, mezclando un poco con molestia.

— Hola.-saludé tratando de relajar la situación.

— ¿Hola?.-murmuró en un tono seco.

— ¿Sucede algo?.-cuestione, aunque perfectamente sabía que algo no andaba bien.

𝑫𝑬𝑳𝑰𝑪𝑨𝑻𝑬  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora