𝑫𝑬𝑳𝑰𝑪𝑨𝑻𝑬

❤️capítulo 16❤️:el caos en un par de avellanas.

— ¿Acabas de besarme?.—cuestionó adormilada.

— Si creí que lo necesitabas.

— Eso fue un gesto muy romántico, pero...¿sabes la cantidad de microorganismos que estuvieron implicados en ello?.

— Vamos Lambert, deja de arruinar los momentos lindos.-reclamé, arrugando el entrecejo.

— Lo siento, pero soy un tanto especial en eso de recibir besos por la mañana.-informó con una tenue sonrisa.

— ¿Entonces prefieres los besos sabor a detrífico?-cuestione en un tono burlón.

— Uy justo esos son mí especialidad.-aseguró para levantarse de la cama.

— Lambert, puedes quedarte un poco más.-implore.

— Vamos Leclerc.

— Por favor.

— De acuerdo, pero no más de quince minutos.-advirtió para envolverse, entre las delicadas sábanas y colocar su cabeza en mi pecho.

— De acuerdo.-repetí, escondiendo una pequeña risita, pues no pretendía tenerla entre mis brazos tan sólo por quince minutos, eso era muy poco.

Los rayos del sol comenzaban a salir reflejándose en la piel ligeramente bronceada de Lambert, su cabello permanecía en desorden total y su cuerpo era cubierto por un camisón blanco de chiffon. Permanecimos en un silencio en el que apenas se podían escuchar el latir de nuestros corazones.

Y hasta este punto, podía recordar porque nunca la llamaba por su hermoso nombre Devora, ese nombre lograban mezclar a la perfección la elegancia, delicadeza y fortaleza que en aquella castaña resaltaban.

Devora era una persona sociable, carismática por naturaleza y romántica. Mientras que Lambert era fría, dramática, sarcástica y en algunas ocasiones molesta.

¿Cómo era posible que siendo la misma persona, podía tener dos variantes tan bien establecidas?.

Esas dos variantes o caras, de las que me estaba enamorado. 

— Ya pasaron más de quince minutos.-murmuró.

— Tienes razón, pero no puedo evitar abrazarte y más cuando tienes ese olor.

— ¿Olor?, ¿A pasta, vino, queso?, ¿sábanas?, ¿playa?.-mencionó tratando de descifrar la palabra correcta.

— No, a nada de eso.

— ¿Entonces?.

— No lo sé, es un olor a notas de vainilla o canela, no lo sé pero me encanta.-confesé entre risas, para dejar un húmedo beso en su sien.

— Gracias, supongo. Honestamente siempre creí que olía a hojas de libros viejos.-comentó entre risas.

— Ni siquiera estoy seguro de que ese olor exista.

— Yo tampoco, pero bueno mi madre siempre dice que "Eres lo que consumes".-citó con sabiduría.

— Esa catarsis es interesante y podría aplicar contigo.

— Lo sé.

...

Nos apresuramos a desayunar, para iniciar con uno de los planes en mi lista La fiesta de Gasly, ese plan no terminaba de convencerme del todo, pero Carlos había insistido en que los demás debían conocer a Lambert.

Y tal vez de alguna forma, está pequeña reunión lograría hacer sentir en casa a la castaña o al menos parte de mi mundo.

— Podrías subir mi valija, la deje en el recibidor.-solicitó con amabilidad en su voz.