capítulo 29: búscame en París.

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Tener una relación a distancia no era para nada sencillo, podías estar bien y de un momento a otro comenzar a dudar de todo, implicaba demasiado, más de lo que muchas veces podíamos ofrecer.

No solo era amar de manera incondicional y confiar el uno en el otro, no bastaba con tan solo una llamada a la semana y mensajes por la noche, cuando ambos estabamos desocupados.

La atención comenzaba a faltar y con ella las dudas llegaban, dudas que  traían problemas.

— ¿Vienes en una bicicleta con canasta al trabajo?.-cuestionó, Damien, mi compañero de trabajo.

— Si ¿Qué tiene?.-respondí, indignada, después de todo era muy común andar en bicicleta por París.

— Pensé que tu novio tatuado, vendría por ti en una Harley.

—No, no hay Harley, pero si que hay novio.-confesé tras sonreír al recordar a aquel monegasco del que apenas y sabía.

— ¿Entonces lo del novio es cierto?

— Claro que lo es.-dije con normalidad.— No tendría porque mentir sobre ello.

— Tienes razón, aunque comenzaré a creerte el día que venga por ti.

— No hay forma de que eso ocurra, por lo menos no ahora.-suspire abrumada.

— ¿Acaso eres novia de una celebridad?.–cuestionó burlón.

— De alguien mejor, soy novia de un  piloto profesional.-respondí orgullosa. Para posteriormente subir a mi medio de transporte favorito. — Nos vemos después.

— Me tendrás que explicar eso.-advirtió dudoso.

Era irónico ser novia de tan afamada estrella de la velocidad, y no gritarlo a los cuatro vientos, pero preferiamos la comodidad que la privacidad nos brindaba además últimamente nuestra relación estaba cayendo al vacío y sin pase de regreso.

Me pesaba no saber de él, pero tampoco quería parecer una novia intensa.

Una calida brisa comenzaba a caer en la cuidad del amor un lugar en el que te sentías dentro de una película romántica, siempre, después de todo París nos había unido así que no perdía la esperanza de que nos reuniera.

Sonríe tras notar que mi cafeteria predilecta aún estaba abierta, necesitaba un croissant y un café, con urgencia más cuando se había estrenado la nueva temporada de mi serie predilecta, aunque claramente terminaría viendo Gilmore Girls.

...


Con comida en mano, me adentre en aquel cálido lugar, mi nuevo hogar, todo lucia tan tranquilo y pacífico como solían ser mis tardes, hasta que un grito me sobresalto provocando que por casi derramará mi café en la alfombra.

— ¡Sorpresa!.-gritó, Leclerc.

— No vuelvas a hacer eso.-réclame con tanta razón.— Casi me da un paro.

— Lo siento, quería sorprender a mi querida novia.-murmuró con vergüenza, para darme un cálido abrazo.

— Pues si que lograste sorprenderla.

— Bien.

— Me alegro tanto de verte ¿Pero a qué debo tu visita?.-cuestione, mientras tomaba asiento en uno de los sofás.

— El fin de semana no recibí tus felicitaciones, tras mi triunfo así que me preocupe.-confesó.— Además quería verte.

— Creí que estaba siendo algo molesta, digo me ignoraste durante días y ya no quería seguir insistiendo.

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