Mogul

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Naweboná Vladi1000 me dejaron loca con sus comentarios, me dolía la barriga de tanto reírme, no saben cuánto los amo.
No dejen de comentar, porfis.


Había pasado una semana desde su llegada. Pese a que aún no conseguía adaptarse lo suficiente para que se disparan las ganas de regresar a Europa, Débora se sentía satisfecha con el avance. Poco a poco aprendía a sobrellevar las cosas.

Era la hora de receso en el instituto —todavía no se acostumbraba a llamarlo Liceo—. Estaba sentada a la sombra del árbol de pumagás, Bárbara y Natalia la acompañaban.

—Mi padre me ha dado dinero anoche para salir y distraerme. No es mucho, pero sí suficiente para ir las tres a por un Smoothie o almorzar, ¿Hay algún centro comercial aledaño?

Bárbara arrugó las cejas.

—Bueno, está Forum. Podemos ir después de salir de aquí.

—A que sí —vio la castaña a Natalia, ella asintió enseguida.

—Sí, sí. En Forum venden batidos, entonces le escribo a Brayan para que no me venga a buscar y me voy con ustedes.

—Perfecto.

~•~

El centro comercial estaba un poco petado por ser viernes. Tuvieron que hacer fila durante aproximadamente veinte minutos para poder adquirir un trío de batidos de guanábana.

—Mhmm —emitió Natalia, sorbiendo por el popote—. Esto está riquísimo, pero ni siquiera huele a guanábana —le pegó la naríz—. A algo sí huele, pero no sé a qué.

—Bueno, marica. Imagina que es Amortentia y ya —le dijo Bárbara.

—¡¿Te gusta Harry Potter?! —chilló Débora.

—Obvio.

—También a mí —secundó Natalia.

—¡Joder, tías! ¡Hay que fangirlear! ¿De qué casa sóis?

—Slytherin —contestó Natalia.

—Hufflepuf —dijo Bárbara.

—Mhmm... Me sorprende que os llevéis tan bien, esas casas son como polos opuestos.

—¿Y de qué casa eres tú?

—De ninguna —Débora se alzó de hombros—. Soy mortífago.

—ARRECHAAAAA —sus amigas de echaron a reír.

—Tenemos que hacer pijamada de maratón —propuso Bárbara—. Van a amar los pósters de Cedric Digory que hay en mi habitación, y mi colección de Funko Pops.

—¡¿Funko Pops?! —Débora la vio como un bicho raro—. Joder, Barbie. Ni yo en España pude comprarme uno, ¿Acaso eres narcotraficante?

Bárbara se excusó con que tenía un tío en los yunaites que se los enviaba por encomienda, pero ninguna le creyó.

—Bueno, podemos hacer la pijamada mañana, pongo las cotufas y una panelada.

—No, de hecho... —Natalia mordió el interior de sus mejillas—. Quería invitarlas a una fiesta mañana en la noche, pero es en Guatire, en el otro pueblo. Brayan estaba vendiendo las entradas en pre-venta hasta ayer y le sobraron unas cuántas, ¿Qué dicen?

Bajo la misma arepaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora