Capítulo trece: No me odie

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- Chicos, por favor. Pidió su maestra, mas no consiguió respuesta por parte de sus alumnos sino hasta que golpeó su regla de madera contra la pizarra para llamar su atención. - Gracias. Respondió cuando todo se volvió silencio y ellos voltearon a verla. - Como quería decirles desde hace media hora. Exageró. - Más que nada, era un anuncio, y es que quería saber si alguno estaba interesado en participar de los juegos florales debido a que ya tengo que empezar a ver la lista y eso la próxima semana... ¿Alguien interesado?

- Sí. Respondió Adriana. - Justo con Lari ayer estábamos hablando de eso y queremos entrar.

- Perfecto. Susurró su maestra volviendo a su escritorio y sacando algo del cajón. - Bien, entonces tenemos a Adriana, Larisa y Valentina en poesía coral... después, eh... Thiago, ¿Ya tienes tu poema listo?

- Sí. Respondió a su duda el pelinegro y ella respiró algo aliviada. - Aunque quizás me gustaría hacerle más arreglos.

- Bien. Sonrió. - Podemos arreglar eso la semana que viene y en la semana de la preparación... aunque te pediría que por favor sea en esta semana porque las próximas tendré que estar coordinando las cosas para el grupo de poesía coral y no sé que tan disponible tenga mis hora-.

- No inventes, Thiago. Lo burló Matias. - ¿En verdad te presentarás para tu poema en solitario?

- Sí. Respondió la castaña por su amigo . - Lo hará... ¿Hay algo de malo en eso?

- Nada. Murmuró él. - Cristalitos... es sólo que... no sé, no me lo imaginaba, ¿Sabes? Thiago no había hecho eso antes.

- Bueno, nunca es tarde para iniciar algo nuevo. Los interrumpió su maestra. - En fin, supongo que esta es toda la lista y... bueno, si alguien más quiere participar, me avisa en estas dos semanas o no podrá hacerlo... ¿Entendido?

- Sí, miss Gina.

- Volviendo a nuestra clase... haremos un simple ejercicio, si responden correctamente a esto, yo misma los recomendaré con la madre directora para que puedan elegir sus propios talleres y se olviden de esta clase... ¿Trato?

- No... está bromeando. Negó Adriana. - ¿Cuál es el truco?

- No hay truco. Respondió sinceramente. - Bien... entonces, encontré algo que todos ustedes tienen en común con respecto a su peor experiencia en Barrett... ¿Qué harían si esta chica viniera acá a LIC?

- Cualquier cosa para que me expulsen. Rio Renzo seguido por Andrea. - Espere... ¿Está hablando en serio?

- No, no. Murmuró Andrea. - Peor aún... ¿Ella va a venir?

- A veces me pregunto si me escuchan cuando hablo. Rodó los ojos su maestra mientras les dejaba un marcador sobre la mesa junto a una hoja de papel y contaba algunos segundos para volver a responderles. - Es sólo una pregunta, chicos... respóndanla entre todos y piénsenlo bien antes de llamarme a decir que terminaron... esto es una oportunidad únic-.

- Terminamos. Interrumpió Maguiña. - Mire. Pero su maestra sólo negó.

- ¿Es en serio?

- ¿Cómo así?

- Lo primero que les pido y lo primero que claramente no hacen. Le respondió ella a Yadiel y suspiró. - A ver... ¿Están seguros?

- Sí. Le respondieron todos.

- ¿Completamente seguros?

- Si nos va a hacer dudar, probablemente no tanto. Argumentó Fernanda entre risas. - Confíe en nosotros.

- Lo hago. Afirmó ella. - Pero cuando la herida aún duele, decimos cosas que realmente no queremos. Murmuró mientras desdoblaba la hoja de papel que les había entregado a sus alumnos. - Eh... ¿Entonces su solución sería hacer que la expulsen?

Los mejores meses de mi vida [Secuela After the bell rings]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora