Los días pasaban y poco a poco el pequeño Sakuma se iba acostumbrando a su nueva escuela y, para su sorpresa, los otros niños y niñas le hablaban incluso aquellos que parecían tenerle miedo por su ojo derecho.
Aunque aún no tenía amigos.
Un pequeño suspiro escapo del menor mientras el timbre sonaba dando lugar al final de la sexta y última clase de la mañana.
-Hasta mañana, chicos, recordar que hoy es el último día para unirse al club de teatro y al club de fútbol de primaria. -dijo el sensei tan estricto y serio como siempre no tardando en despedir a sus alumnos que empezaron a emprender camino o a sus respectivos clubs o a la salida de la escuela para ir a sus respectivas casas.
El pequeño Jirou de ocho años guardo sus cosas, tomó su mochila, y emprendió camino rumbo al club de fútbol, notando que era el único que se dirigía hacía allí para su sorpresa, cuando al pasar cerca de un baño escucho como alguien parecía llorar.
Preocupado pero sin saber que hacer el pequeño de ocho años miró a su alrededor pero no había nadie cerca así que terminó por darse ánimos así mismo y se acercó llamando a la puerta del baño.
-¿Hola?¿Hay alguien allí dentro?-pregunta escuchando como los llantos parecen querer detenerse pero sin conseguirlos de todo.-¿Estás bien?-
-....n...no.-se escucha responder a una voz.
Sakuma no sabía que hacer....¡solo tiene ocho años!
Pero por la voz contraria, el contrario debía ser un niño de su edad.
Viendo que seguía sin venir nadie, empezó a abrir la puerta.
-Voy a entrar.-aviso al otro antes de terminar de abrir la puerta y entrar en el baño, dejando la puerta cerrarse con un golpe fuerte detrás suya.
No tarda en reconocer al otro niño como uno de sus compañeros de clase, el que está sentado a su lado, ese chico de rastas.
-Tú / Tú .-dijeron ambos al mismo tiempo al reconocerse.
Tras ello un silencio se instalo entre ambos niños, bastante incómodo, cuando Sakuma notó que el otro niño aún estaba llorando aunque ahora en silencio.
Sin poder evitarlo, el pequeño Jirou se acercó al otro niño notando sus ojos rojos escarlata, los cuales estaban llorosos, y se sentó a su lado.
-¿Quieres hablar?-
Eso al parecer sorprendió al otro niño quien le miró asombrado para su vegüenza.
-S...s..solo si quieres....-terminó por decir algo nervioso Sakuma porque el otro seguía mirándole directamente, de cerca, sin decir nada.
Tras unos segundos el otro niño asintió y miró hacía la puerta.
-Solo....es que hecho de menos a mi hermanita....-medio explico el niño sorprendiendo a Sakuma.
-¿Tú hermanita?-
El de ojos rojos asintió.
-Sí, ella está en la primaria Raimon y hace dos años que no la veo.-explica el niño, quien ya no llora aunque se mantienen sus ojos llorosos.
-Oh....-entiende Jirou sin saber que decir así que suelta lo primero que le viene a la mente.-....¿eres adoptado?-
-Sí.-afirma el otro niño algo serio volviendo a mirarlo.-Ambos fuimos adoptados por distintas familias tras la muerte de nuestros padres, ¿te supone un problema?-
El de ojos naranjas se sorprende ante la actitud tan fría de repente del otro niño y niega rápidamente con la cabeza.
-Por supuesto que no.-asegura al contrario que tras mirarle en silencio un momento para aceptar sus palabras como verdad y vuelve a hablar.
-Bien.-asiente el futuro estratega.-La cosa es que....la extraño y ver a otros poder estar con sus hermanas mientras yo no puedo ni verla.-admite a regañadientes el de ojos escarlata.
-Lo lamento.-susurra en respuesta Jirou, con sinceridad.
-Gracias.-es lo único que dice el otro quien se sorprende cuando como el niño de ojos naranjas le rodea con un brazo acercándole a él hasta que apoya su mejilla en su hombros, aún sorprendido.
-Sé que no entiendo tu situación al no vivir la pero sí necesitas llorar, hablar...yo...bueno, me ofrezco voluntario a ser quien este contigo.-ofrece el niño de pelo cían algo nervioso, esperando poder ayudar.
Un silencio se instala entre los dos pero esta vez es uno cómodo mientras el de ojos esmeralda se mantiene con la mejilla apoyada en el hombro contrario con el otro niño de ocho años rodeandole con un brazo y apoyando su mejilla sobre su cabeza con las rastas haciéndole leves cosquillas en el rostro.
-Eso me gustaría mucho, eh....-
-Sakuma Jirou.-se presenta en bajo entendiendo que esperaba saber su nombre.
-Kidou Yuuto.-se presenta el niño de ojos rojos.-Eso me gustaría mucho, Jirou-kun.-
-Y a mi, Yuu-chan.-
Minutos más tarde ambos salieron rumbo al club de fútbol hablando juntos del susodicho deporte como si nada. Sin saberlo, acababan de conocer a su mejor amigo para siempre.
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El Comandante y Su Delantero Estrella
عشوائيSakuma Jirou tenía siete años, casi ocho, cuando Kageyama Reiji apareció en su vida y la cambio para siempre.