Sakuma se dejó caer hacía atrás sobre la colchoneta detrás suya con un suspiro de agotamiento.
-Y con esto hemos acabado, felicidades, Sakuma-kun.-dijo su fisoterapeuta con una sonrisa mirando al agotado chico adolescente, quién le miró con una pequeña sonrisa agradecida e ilusionada.
-¿Ya puedo volver a jugar al fútbol?-
-Sí pero ve poco a poco y recuerda hacer los ejercicios que hemos estado haciendo antes de que cada sesión al menos durante un mes más o todo habrá sido para nada.-fue la seria contestación del médico pero al ver asentir al adolescente de catorce años con confianza y seriedad una sonrisa volvió a su rostro.-Bien, pues entonces me alegra decir que está es la última vez que nos veremos.-
-¿Tan mal te caigo, Rey-san?-se burló el del parche no sin aprecio haciendo reír al joven adulto que le ofreció una mano que el más joven aceptó, para así ayudarlo a levantarse.
-Al contrario, eres mi favorito, te quejas muy poco aunque eres muy terco.-se burló de vuelta el veinteañero haciendo protestar al adolescente antes de que ambos rieran, divertidos.-Cuidaté ,¿sí, Sakuma-kun?-
-Hai, si, lo prometo.-aseguró el de pelo cían.
El mayor solo sonrió en respuesta.
____________________________
-¡Eso es genial, Sakuma!-
-Hai.-estuvo de acuerdo un sonriente Jirou escuchando a Genda hablarle por el móvil sobre como ahora podían jugar al fútbol, a su fútbol.
¡Nuestro fútbol fue derrotado, idiota!
-Eh....-
-¡Sakuma!¡Ey, Sakuma, ¿me escuchas?-le sacó de sus recuerdos la voz preocupada del portero ante lo cual no dudo en responder.
-Sí, sí. Te escuchó, estoy un poco cansado, perdona.-
-Esta bien....-Genda no sonaba muy confiado pero le dio el beneficio de la duda.-....ve a descansar entonces. Debes ir con cuidado.-le recordó cual madre preocupada haciendo sonreír al menor.-
-Lo sé y lo haré, te lo aseguro.¿Hablamos después?-
-Sí, ya te escribo yo.-
-De acuerdo. Adiós.-
-Adiós.-
Tras colgar, el del parche suspiró.
Por qué poco....
¿Es que Kageyama y sus fallos nunca iban a dejar de perseguirle?
Como para confirmar que no, no pudo evitar pensar en quién le había pagado todo el tratamiento haciendo posible que ahora pudiera volver a jugar al fútbol pero nuevamente alguien más le saco de sus pensamientos.
Esta vea alguien llamándole, un número desconocido.
-¿Sí? Sakuma Jirou al habla.-
-Sakuma, soy el entrenador Hibiki del Raimon.-
-Oh, hola.-eso le sorprendió, era la última persona de la que esperaba recibir una llamada.-¿Puedo saber a que debo el placer?-
-Por supuesto pero primero déjame decirte que me alegra saber que te encuentras ya en perfectas condiciones.
-Gracias.-dijo sinceramente.
-Bueno, te llamaba para pedirte un favor.-explicó el hombre mayor al fin sorprendiendo al chico.
-¿Un favor?-
-Sí, ¿te importaría venir el lunes a la mañana al Instituto Raimon? Es importante.-
ESTÁS LEYENDO
El Comandante y Su Delantero Estrella
De TodoSakuma Jirou tenía siete años, casi ocho, cuando Kageyama Reiji apareció en su vida y la cambio para siempre.