Un pequeño de recién cumplidos siete años se despidió de sus madre antes de salir del coche, poniéndose la mochila corriendo hacía la puerta de su escuela nada más localizo a su mejor amigo.
-¡Sakuma-sempai!-
-¡Mizukamiya-kun, hola!-
Y mientras ambos entraban en la Seisho Gakuen charlando animadamente, un hombre desde un coche les observaba en silencio antes de sacar su teléfono y marcar un número llamando a alguien con el que empezó a hablar.
-Jefe, creo que podríamos tener un problema....tiene un amigo en la Seisho.-informo el hombre aún mirando a los dos niños que al entrar el edificio desaparecieron de su vista.
-No podemos tener ninguna interferencia en el plan, ya sabes que hacer.-decía una voz seria y bastante fría en el otro lado de la línea sorprendiendo al hombre.
-Solo es un crío y podría pasar de ser un problema a no significar nada.-intento rebatir.
-¿Acaso te he pedido tu opinión? Da igual lo poco probable que sea que sea un problema, no debemos arriesgarnos. Elimínalo. -terminó por mandar dicha voz de forma dura y sin dar lugar a que le rebatieran.
-Sí, señor. Me encargaré de ello.-terminó por decir el hombre tras lo cual le colgaron.
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Horas después Sakuma y Mizukamiya salían de la escuela entre risas cuando el mayor paró de andar justo en la puerta haciendo que su mejor amigo hiciera lo propio, mirando al otro sorprendido.
-¿Pasa algo?-
-Tengo que decirte una cosa Mizukamiya-kun...algo muy importante.-dijo con cierto nerviosismo y seriedad el pequeño de casi ocho años haciendo que el niño de pelo azul bicolor le mire preocupado.
-¿Qué sucede?¿Es algo malo?-
-A medias.-admite Sakuma elevando la vista y mirando al fin a su mejor amigo.-Me han invitado a unirme a la Teikoku Gakuen para el curso siguiente.- informó al niño más joven que no oculta su sorpresa y asombro mirando al mayor así durante lo que a este le pareció una eternidad pero solo fueron escasos segundos.-¿Mizukamiya-kun....?-
El pequeño de los dos al fin reaccionó y miró al mayor que le miraba asustado a lo cual sonrió extrañando al pequeño Jirou.
-¡Me alegro mucho por ti, Sakuma-sempai! Es muy difícil entrar en Teikoku.-sonrió de oreja a oreja Seiryuu sorprendiendo al mayor de los dos niños que tras unos segundos también termino por sonreír.
-¡Gracias, Mizukamiya-kun! Te prometo que seguiremos viéndonos, nunca dejaremos de ser amigos.-le asegura confiado, asintiendo para confirmarlo, Jirou a lo que Mizukamiya se lanza a los brazos de su amigo haciendo que ambos casi se caigan si no fuese por los buenos reflejos del de pelo cían.
-¡Mejores amigos ahora y siempre, Sakuma-sempai!-
-¡Ahora y siempre!-responde este devolviendo el abrazo.
Tras uno segundos así ambos se despidieron ya que Sakuma volvía en bus mientras que a Seiryuu venía a buscarle su padre que estaba esperándole aparcado, con el coche, en la acera de enfrente.
Jirou estaba a punto de subir al bus mientras Mizukamiya cruzaba la calle cuando se quedó paralizado en el lugar a ver un coche, a una velocidad bastante alta, pasar justo cuando su amigo pasaba atropellándolo en el acto y huyendo, sin detenerse ni un segundo.
Para cuando se recupero el pequeño Sakuma solo pudo, dejar caer su mochila, e ir corriendo a donde estaba tumbado su amigo en medio de la calle con gente, el padre de este entre ellos, acercándose también, con lágrimas saliendo de sus ojos.
-¡¡¡¡Mizukamiya-kun!!!-
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El Comandante y Su Delantero Estrella
RastgeleSakuma Jirou tenía siete años, casi ocho, cuando Kageyama Reiji apareció en su vida y la cambio para siempre.