Ojos de placer

cabaña

— y aquí es mi lugar feliz, es madera sólida, todo está acolchonado y tiene calefacción —

— Suena genial—

Di un apretón en la mano que sujetaba.

— es genial y ¿sabes que es lo mejor de todo?—

Sus manos soltaron las mías solo para posarse en mi cintura, creando de mi, gelatina de inmediato.

— ¿Que cosa?—

— Que solo estamos...—

Me acerco más a su cuerpo, su rostro cerca del mío, su respiración cerca de mi me hace temblar.

— tu y yo—

Edward no se a sentido muy cómodo en casa, debido a que la compartimos con todos nuestros amigos y eso de cierta manera le afecta. No es como si quisiera correrlos, peor hay momentos en donde solo queremos estar nosotros dos solos, cosa que es imposible en casa.

— me gusta estar contigo —

Murmure con una leve sonrisa ladina.

— me gusta que te guste estar conmigo —

Lo siguiente que sentí fue solo un beso en mi frente.

— ¿Puedes llevarme a el sofá? No sé dónde esta—

— claro—

Me llevo a el sofá más cercano, intente contar los pasos pero me fue imposible debido a que Edward me tomo en brazos.

— ¿Quieres algo de tomar?—

— uhm.. chocolate—

— ¿con malvaviscos?—

— si y besitos por favor —

— deme un momento señor glotón—

Cerré mis ojos al recostarme sobre el sofá, la calefacción calentaba la pequeña cabaña de madera. Todo va bien, tengo a Edward, tengo dónde vivir, como demasíado y pronto voy a poder ver. Nada puede salir mal.

— El doctor dijo que solo es una cirugía de dos horas, las cataratas en tus ojitos se agrandaron debido a el tiempo, pero aún es temprano para quitarlas—

— nací con ellas—

— lo sé, es un milagro que no se expandieran por completo en 27 años—

Tomo mi mano, dejando en esta la bebida caliente.

— uhm... ¿Cuánto costará eso?—

Di un sorbo, el dulce y cremoso sabor se expandio por mi boca, amo demasiado el chocolate.

— no importa —

— si importa ¿Cuánto costará?—

Necesito saber el precio tal vez pueda ayudar.