20

59 20 67
                                    

Flavia

No soy conciente de mis actos justo ahora. Solo quiero llorar y no pensar. Tantos problemas a mi alrededor que quiero morir. No sé cómo pueda lucir ante sus ojos, solo puedo sentir su abrazo y su mano tocar mi espalda mientras da pequeñas palmadas. Su abrigo es suave, cálido pero grueso y no me permite sentir su cuerpo, ni siquiera sus manos deja ver a causa de sus guantes de cuero. Para su edad sigue siendo alto.

—¿Quieres contarme?—niego con la cabeza a su pregunta y no es que no quiera sino que no tiene forma de ayudarme aunque tenga todo el dinero del mundo. Me separo respetando y agradecidendo su gesto.

—No, estoy bien. Debo volver. Jason me puede estar buscando.—era la excusa perfecta y a la vez no lo era.

Aún con ese leve mareo debo caminar y volver. Quiero acostarme en mi cama y no levantarme al día siguiente. De repente me detengo en seco cuando su voz me llama por "señora Flavia"

—Que no me diga señora.—me volteo a reír—Me hace sentir vieja.

»Ups, rayos, espero no se allá ofendido.

—Perdona no quiero decir que llegar a la vejez sea algo malo, por el contrar...—su carcajada ruidosa me ha hecho cerrar la boca y apenarme el doble.

»Flavia aunque estés triste, alegre, nerviosa, como sea, siempre dices algo absurdo.

»Vaya, gracias Flavia.

»De nada Flavia.

Él se acerca sujetándose de su bastón. Un viento frío y repentino nos golpea. Me abrazo ya que el vestido es fino y a pesar de ser largo es de mangas cortas, también tiene un escote delante que deja ver mi pecho.

—Entremos.—pasa por mi lado y le sigo. Acompleja, el escuchar que aún no deja de reír.

—Señor IGorio ¿puedo preguntarle algo?—pregunto tímida y me apresuró a ir a su lado.—¿Cómo conoció al señor Stuart?—tal vez mi pregunta le molesta porque ajusta el cuello de su camisa al frente y comienza a sonar su garganta.

—¿Por qué quieres saber?—elevé mis hombros mostrando una expresión de curiosidad—Bueno su padre trabajó conmigo y le conocí realmente más o menos de tu edad.

Eso me impresionó. Hace tantos años le conoce pero en los casi tres años que llevo con el señor Stuart, nunca le ví, ni una llamada. Ni tan siquiera escuché su nombre.

—Seño...—iba a decir, le miró tajante antes que terminada de llamarme—Fla, Flavia.—se corrige—He respondido a tu pregunta con sinceridad para satisfacer tu curiosidad. Ahora ¿puedo preguntar yo?

Entrelazo los dedos de mi mano y las pongo en mi pecho. Supongo que tengo que responder por mi curiosidad.

—¿Cómo terminastes en brazos de Stone Stuart?

Otra vez esa pregunta.

—Señor sobre eso...no me gustaría hablar—cabizbaja le hago saber cuan incómoda es su pregunta. Parece solo hacemos preguntas que nos inquietan.

—Flavia.—no suena convencido de que creer la versión anterior, mientras caminando nos adentramos por los pasillos—Sé que fuiste vendida.

¿Como..lo...supo?

—Piensas que no lo sabría. Todo llega a mis oídos. No hay nada de la vida de Stuart que no sepa...pero quiero saber, ¿cómo?

No quiero decirle el motivo. Tendría que hablar de cuan malos fueron mis padres y contarle una historia tan larga. Sobre todo lo que guardo con rencor es demasiado para explicar y hacerme entender.

El Señor Gorikz [MBE] (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora