3: Gol con dedicatoria

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Martina.

- Martina, tienes que empezar a arreglarte para ir al partido - me avisa mi madre - Tienes media hora.

- Ya voy mamá.

Edu tiene hoy partido, y no es cualquier partido, es contra el PSG, un rival difícil que intentará ponernos contra las cuerdas pero tengo un buen presentimiento y es que el Rennes hoy va a ganar.

Me pongo la camiseta que me dio Camavinga justo cuando comenzó la temporada, en la que pone su dorsal y su nombre. Y unos pantalones blancos.

- Martina, quiero conocer a Mbappe - me dice mi hermana y yo rio.

- Ariel, es muy difícil que lo conozcas.

- Puedes decirle a Edu que me lo presente - propone ella alzando los hombros.

- Veré si puedo hacer algo - digo y llegamos al estadio.

Llegamos a nuestros asientos donde siempre vemos los partidos, y los padres y hermanos de Camavinga ya están sentados. Siempre solemos ver los partidos juntos.

Veo a los jugadores de ambos equipos salir y mi hermana sonríe mirándome.

- Mbappe - grita y yo me rio - Mbappe.

- Ariel, no te va a escuchar - le dice Celio, el hermano pequeño de Camavinga.

- Celio pero ayúdame - le pide mi hermana y yo rio negando con la cabeza.

Los dos pequeños no dejan de llamar a Mbappe, que como es obvio no se entera. Y no paran hasta que el partido comienza.

- Ahora a apoyar a Camavinga - comenta Celio, enseguida los dos comienzan a gritar el nombre de Camavinga.

Vaya dos trastos están hechos.

El partido no ha empezado tan bien para el Rennes, en el minuto tres del comienzo de partido Mbappe ha metido un gol que el portero no ha podido evitar.

- Ya no me cae bien Mbappe - habla mi hermana y todos reímos.

Justo antes de que la primera parte del partido acabe, hay una jugada muy polémica dentro del área del Rennes, que después de ser revisada en el VAR, acaba con un penalti a favor de nosotros.

- Penalti, penalti - cantan los dos.

Martín Terrier, es el encargado de chutar el penalti, sus demás compañeros se colocan en el área por si hay oportunidad de remate. Suspira para coger carrerilla antes de lanzar el penalti.

- Gooool.

El estadio estalla a gritos al ver cómo la pelota ha entrado dentro de la portería y el portero rival, en este caso Donaruma no ha conseguido atajar ese penalti. Por lo que el uno a uno sube al marcador.

El árbitro pita y los jugadores se meten por el túnel de vestuarios, Camavinga nos busca con la mirada y cuando sus ojos se posan en mí me guiña un ojo mientras me sonríe. Le correspondo con una sonrisa.

Esto del contrato es un poco pesado. No me gusta nada, pero es por el bien de mi amigo y aunque me joda debo hacerlo.

Nuestras familias aún no han sospechado nada de nada, pero no creo que tarden mucho la verdad. A ninguno de los dos se nos da bien mentir, más que nada porque se nos nota todo.

La segunda parte comienza y el PSG es bastante dominador, tiene una gran posesión de la pelota, tiene más cara a gol y más oportunidades claras.

Empieza una contra tras un saque de cornet, Camavinga va dejando a los rivales atrás, se va de uno, se va de otro, una ruleta y una bicicleta, es lo necesario para llegar hasta un cara a cara con el portero del equipo parisino.

- Vamos, Camavinga.

Parece que esas palabras le llegan porque no se lo piensa más y tira, haciendo que la pelota se estrelle en el palo y de tanta potencia que llevaba el disparo, la pelota acaba en la red.

- Gooool - gritamos mientras nos levantamos para aplaudir.

Es hora de actuar pienso cuando lo veo venir hacia donde estamos.

Me mira y sonríe para luego hacer una M con sus dedos y llevarse las manos a la boca para tirarme un beso y después señalarme.
Por mi parte, le sonrío y le lanzó un beso de vuelta.

Tanto su familia como la mía me miran, y yo ahora mismo me siento el centro de atención, no sólo por mi familia y la suya, sino por todos los aficionados que me miran y todas las cámaras.

El partido acaba con victoria local, la afición está contenta, sacan bengalas de color rojo y cantan el himno del equipo. Mientras que los jugadores aplauden a su afición.

Se llevan a Camavinga a hacer una entrevista, ya que ha sido seleccionado como el mejor jugador del partido, y no es de extrañar. Tiene una calidad increíble y poco a poco lo va demostrando más.

- enhorabuena por el gol y la victoria - lo abrazo y él sonríe.

- Me alegro que te haya gustado.

- Eduardo, quiero conocer a Mbappe - dice mi hermana y yo ruedo los ojos.

- Pues vamos, Ariel.

Yo abro la boca para decir algo pero Camavinga me pone un dedo entre mis labios.

- No digas nada - dice y me guiña un ojo.

Camavinga coge mi mano y la de mi hermana Ariel y tira con nosotras para dentro.

- Mbappe - murmura mi hermana y el francés se ríe.

- Hola pequeña.

- Has visto Martina es Mbappe - me dice mi hermana y Kyliam me mira.

- Mucho gusto conocerte, guapa -  me da dos besos.

- Igualmente.

Mbappe y mi hermana hablan por un rato y después el futbolista le da su camiseta firmada. Nos despedimos de él dándole las gracias.

- Algún día me casaré con él - dice mi hermana haciéndonos reír.

Vemos muchas cámaras de golpe mirándonos, por lo que nos estarán fotografiando o grabando.

- Amor - me dice Camavinga dejando un beso en mi mejilla - Te quiero.

Yo sonrío, me giro para besarlo y al separarnos él acaricia mi mejilla y me guiña un ojo.

- ¿Sois novios? - pregunta mi hermana cuando salimos de las cámaras.

- Ariel, esto que has visto no se lo puedes contar a nadie - le digo.

- ¿A papá y a mamá tampoco?

- Ariel, a nadie - vuelvo a decirle y ella asiente.

- Vale, pero hacéis buena pareja - indica mi hermana - A mí me gusta Eduardo para ti, hermanita - dice haciendo que Camavinga sonría.

- Es que soy el mejor.

La Suerte De Mi Vida || Camavinga Donde viven las historias. Descúbrelo ahora