- Martina, despierta - escucho la voz de Edu, pero me giro para seguir dormida. - Tina.
- Que no me digas Tina - exclamo abriendo los ojos.
- Es que así te despiertas - dice riendo.
- ¿Para qué me despiertas? ¿Qué hora es?
- Las once y cinco, te despierto porque tengo una noticia guay.
- Como sea una tontería, Edu - me llevo las manos al puente de la nariz.
- Han fichado a Tchoumeni.
- ¿De verdad?
- Sí.
Después de todo el caso de Mbappe, que finalmente ha acabado pasando lo que mi padre me dijo que pasaría. El Madrid ya ha pasado página y ya está centrado en el mercado de fichajes aunque no creo que sea muy movido, han fichado a Antonio Rüdiger que viene completamente gratis y ahora pues a Tchoumeni.
Conocemos a Tchoumeni porque él y Camavinga han jugado juntos en la selección francesa y son buenos amigos.
Llaman a la puerta de la habitación y Edu va corriendo a abrir. No entiendo la energía que tiene desde tan temprano.
- ¿Me das un poco de tú energía? - pido haciéndolo reír.
- No puedo, lo siento - responde alzando los hombros. - Mira el desayuno.
- ¿Has llamado para que suban el desayuno? - pregunto al ver como pone dos bandejas encima de la cama.
- Claro, si lo van a cerrar en veinte minutos - contesta haciendo que yo haga una mueca graciosa con la boca. - Como la señorita Martina es una bella durmiente pues hay que traerle el desayuno a la cama a la nena.
Yo sonrío acercándome a él para darle un beso en la mejilla.
- Encima - se queja rodando los ojos. - Si me vas a dar un beso, dámelo bien - dice y me besa.
Me quedo mirando la maleta, y no sé que bikini ponerme.
Estamos de vacaciones en Mykonos de nuevo, como casi todos los años repetimos.- Martina, ponte el blanco - propone Edu mirándome.
- ¿El blanco?
- Sí, que te queda de muerte.
- Bueno.
Bajamos a la playa y nos damos cuenta de que unos metros más adelante hay una pequeña cala, en la que no hay nadie.
- Martina, yo me voy al agua - me dice Edu y yo asiento colocando las cosas en la arena.
- Vale, voy a tomar un poco el sol.
Lo veo meterse al agua y me quedo mirando sus abdominales y su espalda. Desde que está en el Real Madrid está mucho más bueno. Se ejercita mucho más y hace una dieta más equilibrada, aunque desde que ha probado las croquetas no hay quien se las quite.
El sombrero que llevo me tapa las vistas y apenas veo nada, encima estoy con las gafas de sol. Siento un cuerpo encima del mío y como me moja de agua.
- Edu - me quejo y él se ríe.
- Rubita, vente pal agua.
- Ahora voy.
- No, ahora no ya.
Me coje en brazos y empieza a correr hacia el agua, pataleo, grito, pero no me suelta.
- Edu, te vas a enterar - grito. - No me vayas a tirar.
Y en menos de lo que canta un gallo ya estoy en el agua.
- ¿Sabes que el año pasado vinimos aquí con el contrato? - me recuerda, hago una mueca de disgusto.
- No me recuerdes nada del contrato.
- Pero estamos así gracias a ese contrato en realidad.
- También es verdad.
- Nunca me imaginaba que iba a llegar a estar contigo - confiesa abrazándome.
- ¿Y eso por qué?
- Porque nunca pensé que fuera a sentir una cosa así por mi mejor amiga.
- Pues aquí estamos los dos. Yo tampoco pensé enamorarme de mi mejor amigo y mírame.
- En parte somos afortunados.
- Parece ser que si.
- ¿Te imaginas formando una familia juntos dentro de algunos años?
- Eduardo que somos muy jóvenes - respondo riendo a lo que él sonríe.
- Pues yo tengo claro que quiero tener hijos contigo.
- Y yo también, pero tiempo al tiempo.
- Si pero, ¿alguno tendrá nombre francés? - pregunta y yo rio mientras le doy un golpe.
- Eduardo Celmi Camavinga - pronuncio, él levanta las manos - ¿Se te ha despertado el instinto paternal?
- Es que teniéndote aquí así delante - dice señalandome - Pues me dan ganas de hacerte un par de niños - confiesa, niego con la cabeza poniéndome totalmente colorada.
- Madre mía.
- Podemos ir practicando - dice y yo siento como la sangre sigue subiendo a mis mejillas.
- Estás hoy tú muy salido no.
- Si tengo delante de mi a semejante monumento, como quieres que esté.
- Anda cállate ya.
- Callame tú. - contraataca sonriendo picaramente.
Me acerco a él y le beso, pone sus manos en mi culo y me lo apreta fuertemente haciendo que de mi garganta salga un gemido.
- No hagas eso porque entonces es cuando ya no contesto.
- Ni que yo tuviera la culpa.
Vuelve a besarme pero ahora mucho más apasionado, con más ganas, tira de mi labio y luego me lo muerde. Me separo por unos segundos de él y me miro a los ojos, que están llenos de deseo, y los míos supongo que estarán igual. Empieza a dejar besos por mi cuello y mis hombros, y esto es una tortura para mi.
- Edu, si viene alguien - digo pero me calla con un beso.
- No vendrá nadie.
Baja mis bragas del bikini y él se baja el bañador, me tumba sobre la orilla y se sube encima de mi sin llegar a poner todo su peso sobre mi cuerpo.
- Edu - susurro él sonríe mirándome.
- Voy, rubia.
Cierro los ojos en cuanto va entrando lentamente en mi.
- Quiero que grites muy alto.
- Dios, Edu.
Edu se mueve más rápido hasta que los dos llegamos al mismo tiempo y sale lentamente, mientras deja un beso tierno en mis hinchados labios. Los dos recuperamos la respiración y nos miramos.
- Practicar es bueno - dice guiñandome un ojo.
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La Suerte De Mi Vida || Camavinga
FanfictionEduardo Camavinga y Martina Laurent, amigos de toda la vida y mejores amigos. Ningún secreto, entre ellos, ¿o sí? Ellos son como Zipi y Zape, siempre juntos. Algo los va unir ¿para toda la vida? ¿Para un momento? Decepciones, felicidad, mudanza, en...