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Observó el lugar con detenimiento y asombro, sinceramente le gustaban los colores de aquella habitación.

Rojo, blanco y dorado.

Se le hacía un gran juego, había un hermoso escritorio cerca de un gran ventanal con vista al extenso bosque, un viejo estante repleto de libros que el se moría por hojear y una cama de dos plazas suave y muy comprometedora.

Definitivamente había encontrado su mina de oro.

Se sentó sobre el colchón y su cuerpo se hundió sobre este sacándole una sonrisa, rápidamente se acostó en posición fetal mientras acariciaba su mejilla contra la sábana de terciopelo cuál minino en los brazos de su mimoso amo.

No paso mucho antes de que una muchacha de piel clara y ojos saltones color negro entrara por la puerta cargando una montaña de ropa perfectamente doblada.

La mujer no dijo nada, ni siquiera le lanzó una mirada y solo se dedicó a guardar las prendas en la cómoda frente a la cama.

Salió tan rápido como entró.

Suspiro con fuerza.

Había salido de las calles... ¿Pero eso servirá para salir de las garras de sus "clientes"?

Sacudió la cabeza para alejar esos pensamientos, estaba fuera completamente.

Lo mismo se había dicho hace ya bastante tiempo pero se convenció de que esta vez era real, ahora trabajaba no para la familia Son.

Trabajaba para Hyunwoo.

Se concentro en eso mientras observaba las prendas, pantalones de chándal y cuero junto con camisas blancas y negras y guantes de entrenamiento.

Perfecta vestimenta para un cazador.

Se preguntó si la ropa era de él, con el ceño fruncido aspiró el olor.

No, la ropa era completamente nueva, ni siquiera de segunda mano.

Claro... debió suponerlo, estaba en la casa Son después de todo, la familia de vampiros más influyente en todo el territorio Sur.

Desde que los Vampiros habían conseguido el mando sobre los humanos estos raramente sobrevivían.

Pocas familias de nobles humanos se acentuaban a lo largo del territorio mientras que otros servían de esclavos o donadores de sangre para las familias influyentes de los vampiros.

Todo era por sobrevivir.

Ese era el pensamiento antes de que por el miedo y la muerte de la esperanza poco a poco los humanos comenzarán a suicidarse.

Claro, solo pocos lo habían hecho pero los suficientes como para hacer una gran diferencia en la población humana.

Camino de nuevo hasta quedar sentado sobre la cama mientras que sus dedos acariciaban distraídamente la tela debajo de él y su mirada perdida se clavara en un punto muerto.

Plaf

Plaf

Plaf

Muerdelo

Plaf

Plaf

Plaf

Hazlo pequeño

— ¿Jooheon y Yeji aún no han regresado?

— No, pero no tardarán.

— ¿Cómo te fue con Sohyuk?

ғᴇᴛɪᴄʜᴇ | sʜᴏᴡᴋɪ  ᵎᵎ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora