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Miró con gran detalle el arma en sus manos, una navaja, fina como la hoja pero letal como una pistola sobre la cabeza.

Era hermosa y Kihyun estaba eufórico, el arma se deslizaba sobre sus manos con habilidad y egocentrismo, este era su campo, este era otro de sus talentos.

Guardó el arma a un lado de su bota y se miró al espejo, vestía un simple pantalón negro de cuero y una camisa del mismo color, su cabello estaba desarreglado y húmedo, hace no mucho había terminado su segunda ducha del día y se sentía relajado.

La puerta se abrió sin aviso y el se puso frente a la persona ingresada en posición de alerta.

— Perdón, ¿te he tomado por sorpresa? — Hyunwoo mantenía una sonrisa ladina en su rostro y podía ver una pequeña gota de sangre deslizándose sobre su barbilla, se acercó hasta él y pasó sus dedos por el lugar deshaciéndose de la mancha.

Chupó su dedo levemente, la mancha era pequeña pero el sabor era fresco.

— Veo que terminaste de cenar. — me burlo mientras acomodo mi camisa. — ¿A donde vamos?

El me mira con una ceja alzada, algo dudoso y levemente confundido, se porque, acabo de probar sangre, fue poca pero para un humano hacer eso no es del todo normal, no a menos que lo hagas para tapar un herida fresca en un lugar rodeado por aquellos chupa sangre, es algo inútil pero calma los nervios y conserva la esperanza de salir ileso y con vida.

— A la ciudad. — freno de golpe, la mitad de mi cuerpo está fuera de la habitación pero la otra ahora se enfrenta al vampiro.

— Cual — demandó una respuesta, si es una de las bajas no habría un problema, las ciudades no eran grandes poblaciones, no, las ciudades eran los barrios, bajas, medias y altas. La tribu era grande pero hay ciertas ciudades que ocupan menos espacio en esta, las ciudades bajas más que todo.

Incluso en la media podría estar bien, pasaría.

— Tezi. 

Hay en total ocho ciudades, Menal, Ounglod, Evorst, Lesoc, Nower, Tezi, Deiva y Mionu. Las ciudades están juntas, una a la otra, no las separa nada más que un puente iluminado de luces rojas junto a un cartel que sirve como reconocimiento de la unión de la ciudad con la siguiente. 

Menal, Lesoc y Evorst son de las ciudades bajas y se encuentran al sur, Nower, Mionu y Ounglod son de las ciudades medias ubicadas al oeste, mientras que Tezi y Deiva son las altas estando ellas en el Norte.

La casa Son estaba en Deiva, la ciudad roja, la capital de la tribu "Korza" la más fuerte hasta ahora y con población vampírica y humana equilibrada junto un cenado respetable pero avaricioso.

— ¿A qué lugar exactamente? — se encontró preguntando, sus músculos se encontraban nuevamente tensos, trató de calmarse y dejó caer sus hombros con cuidado de que el vampiro frente a él no lo notara.

Pasó sus manos por sobre su cabello buscando acomodarlo, no sirvió de mucho pero almenos no le tapaba por completo la vista, aún seguía algo húmedo pero le permitía pensar frío.

— Recorreremos los alrededores. — contestó él mientras avanzaba para salir antes que el humano, camino impasible con las manos detrás de su espalda, el saco de cuero caía antes de sus rodillas mientras que era su camisa blanca con bordes dorados lo que más resaltaba. — No nos adentraremos por completo a la ciudad.

Suspiró bajo y aliviado mientras seguía al vampiro.

— No tienes tu arco y tus flechas. — comentó el joven humano, lo único que el vampiro llevaba era una cuchilla de mango negro y de piedra, el filo brillaba con la luz del lugar pero se extinguió una vez que estuvieron fuera de la Mansión, en la oscuridad de la noche.

— No las necesitaré, tengo un arco mejor ahora.

Me tendió un pequeño cofre de piedra color rojo escarlata, al abrirlo descubrí una generosa cantidad de chips diminutos, cada uno con una pequeña piedra color blanco en el centro.

— ¿Que son?

— Chips para controlar a los rebeldes.

— ¿Estas cosas controlan a los vampiros? 

Tome uno entre mis manos y aún con la escasa luz traté de detallar a profundidad el objeto, a mi lado él se rió mostrando los dientes, estábamos dirigiéndonos a un lado de la Mansión.

— En parte, proyectan una recarga eléctrica cada vez que uno de los nervios de los rebeldes es demasiado fuerte, como muchas veces, el miedo o la ira, ambas activan el chip y la descarga los deja débiles pues aún son recién convertidos, no soportan mucho el dolor.

Pero. . . el miedo es lo primero que viene si sabes lo que eso te hará, ¿pasarían todo un camino siendo electrocutados?

— ¿Y si lo usas en un vampiro joven o una viejo? 

El pareció pensarlo porque se quedó en silencio, cuando dimos vuelta a la derecha logre ver una hermosa moto.

Silbe con admiración mientras él se dirigía hasta ella y sacaba de su bolsillo las llaves.

— En un vampiro joven causaría menos daño y en uno viejo. . . perdería su función — contestó entonces, mientras encendía el artefacto y este rugía con poder.

— ¿Por qué? 

— Porque ellos ya no sienten. — lo miré con el ceño fruncido y él rió bajo. — o lo saben controlar. — agregó, eso tenía más sentido.

¿Alguien podría ya no sentir? Alguna emoción. . . el miedo, la ira, la tristeza. . . la felicidad.

— Súbete de una vez.

No perdí tiempo, me subi de un salto y me abracé a su cintura mientras él hacía rugir nuevamente la moto.

— ¿Tú sientes? — pregunte. — O lo sabes controlar.

El no respondió y simplemente comenzó a andar.

El camino fue rápido, el viento fuerte y el sonido muerto por el propio silbido de la moto en acción, mis manos se aferraron a su cintura mientras mi rostro se apoyaba contra su espalda observando con una pequeña sonrisa el camino iluminado por el que recorremos.

A pesar del frío puedo sentir la calidez que emana del cuerpo del vampiro, suspiro sin poder evitarlo, me siento muy cómodo así, me siento bien.

A pesar del frío puedo sentir la calidez que emana del cuerpo del vampiro, suspiro sin poder evitarlo, me siento muy cómodo así, me siento bien

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ғᴇᴛɪᴄʜᴇ | sʜᴏᴡᴋɪ  ᵎᵎ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora