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Unos días después, ya en casa todavía de los Jeon, se encontraba durmiendo, habían tenido la suerte de que su bebé no llorara mucho por las noches, lo hacía solo cuando tenía hambre y tenían que cambiar el pañal, de ahí era muy tranquilo, Taehyung había salido a casa de sus padres ya que estos lo habían llamado desde que regresó del hospital, así que aunque no quería ir, fue.

- Cómo tú tienes otra familia, he decidido que, no tienes derecho a tener nada que es mío, así que te pediré que dejes la empresa, tu hermano se hará cargo – no le sorprendió, su madre le había insinuado algo.

- Está bien, si eso es lo que has decidido, lo acepto, no se que pretendes con eso pero no funcionará. – el viejo endureció la expresión.

- No tienes nada, en unas semanas estarás rogándome porque no podrás darle la vida que se merece tu hijo, y sin dinero ese muchacho te dejara cuando ya no tenga todos los lujos  a los que está acostumbrado, créeme, vendrás a mi – dijo mostrando superioridad, el sonrió metiendo las manos en los bolsillos.

- No estoy solo papá, el señor Jeon me ha ofrecido trabajar en una de sus empresas y Jungkook, el tiene el su pro9sala.de exhibiciones, en serio crees que vendré a ti, no lo haría así este muriéndome de hambre – espeto -.

- Cómo te atreves, así me agradeces, soy tu padre y debes respeta-

- Ahora sí eres mi padre, acaso ya olvidaste lo que me dijiste en la oficina, que yo estaba muerto para ti, y yo lo acepte también, no te necesito, a nadie, tengo mi familia y es todo lo que quiero.

Salió de esa casa y volvió a dónde estaba su esposo, quería llegar y abrazarte, besarlo, claro que le afectaba eso, pero era lo mejor.

...

Cuando llegó vio al pelinegro dormido con el pequeño a su lado, ambos estaban desparramados en la cama, sonrió porque eran iguales al dormir, Jungkook tenía la manta por los pies, boca arriba con un brazo por su cabeza y el otra estirada hacia el bebé, que había sacado una pierna de la manta y tenía los brazos abiertos, ambos con la boca media abierta, suspiro encantado.

Los amaba.

Se sentó al filo de la cama a mirarlos con adoración, suspiro enamorado acostándose a lado del azabache, se inclino a dejar un beso en la frente de su pequeño y abrazo a su esposo por la cintura recostando la cabeza en su pecho, cerro los ojos al sentir como el lo rodeaba también, murmuró algo que lo hizo reír y se alzó para ver si ya había despertado – Hola dormilón – murmuró se aproximó a besarlo suave.

Dejo varios besos en su cuello antes de exhalar y volver a recostarse en su pecho, Jungkook acaricio su cabello – Como te fue con tus padres – pregunto bajito, escucho como volvía a suspirar - No quiero hablar de eso, tal vez más tarde, ahora solo quiero estar así contigo – el asintio pasando la mano por su espalda.

Por la noche le contó lo que su padre le dijo, soltó unas lágrimas que su esposo seco, le dijo que todo estaría bien, lo abrazo con tanto amor, se besaron apasionadamente pero sin llegar a más, Jungkook aún estaba algo delicado por el parto.



8 meses después.

El pequeño Hanseo daba pataditas al aire en medio de la cama soltando risitas con una mano en su boquita llena de saliva, balbuceaba y también gritaba agudo, vestía un overol verde pantano con una camiseta de manga larga blanca con mangas amarillas, ajeno a la pequeña discusión de sus padres cerca del baño.

- Tae dijiste que iríamos, no puedes cancelar de último momento, ya vestí a Han – reclamo cruzándose de brazos.

- Lo sé, pero en serio tengo que ir, es mi mamá después de todo, además ella nunca me dio la espalda, entiéndelo – lo atrajo de la cintura.

- Si lo entiendo, pero hoy es el último día, y quién sabe cuánto vas a tardar en regresar – dijo formando un puchero, Kim sonrió.

- Si quieres.. pueden venir y después vamos a la feria, solo si quieres claro – acaricio su mejilla viendo su expresión, lo estaba pensando.

- No quiero que tus hermanos vean a Han, no es por nada pero… no quiero escuchar que digan algo sobre el.. pero tú madre ha sido buena conmigo, la única diría yo – concluyó jugando con el cuello de la camisa polo de su esposo.

- Puedes esperar en el auto, así no tardó mucho, que dices – le dio un beso, y después otro y otro, el sonrió inclinándose hacia atrás y el castaño beso su cuello con una ligera mordida.

- Está bien.

Aprendiendo a amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora