𝑽𝒆𝒊𝒏𝒕𝒊𝒖𝒏𝒐

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⚠️Este capítulo contiene lenguaje explicito y escenas sexuales

⚠️Leer con responsabilidad

⚠️Estos capítulos no afectan a la trama, si no te gustan o te incomodan puedes pasarlo.

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A medida que los minutos iban pasando sentía como mi parte íntima se humedecía cada vez más, las frías manos de Eddie recorren mi pierna haciendo que me revuelva un poco en mi asiento; siento la mirada de Steve al ver mi incomodidad y yo solo puedo sonreírle de forma que no parezca que estoy nerviosa.

No le gustará saber que están a punto de masturbar a su hermana pequeña a solo unos metros de el.

—¿Y esto cariño? ¿No te he tocado a penas y estás así?—murmura Eddie con voz ronca en mi oído colando del todo su mano separando ligeramente mis piernas para dejar descansar su mano sobre la fina tela de mi ropa interior.

Soy incapaz de responder, simplemente me sale un pequeño suspiro de frustración al notar que su mano se queda ahí sin realizar ningún tipo de movimiento, muevo mis caderas ligeramente para tener algo más de contacto con su mano; escucho su risa por lo bajo y su mano por fin comienza a deslizarse con suavidad por encima de mi ropa interior.

Tomo su nuca para acercarle a mis labios y así intentar evitar posibles gemidos que puedan escaparse de mi boca; su mano se cuela por la tela de mi tanga haciendo contacto con mi humedad, Eddie sonríe sobre mis labios y lentamemte sus dedos comienzan a moverse sobre mi clítoris. Como puedo ahogo mis gemidos en su boca estirando suavemente de su pelo cuando dos de sus dedos se introducen con brusquedad en mi interior.

—Eddie...no podré aguantar mucho...—murmuro suplicante en sus boca lamiendo mis labios.

—¿Que es lo que quieres nena? Me gusta que me lo digas—sonrie triunfante aumentando la velocidad de sus dedos sintiendo como mis paredes palpitan por el placer.

Cierro levemente mis ojos tratando de callar mis gemidos y suspiro mordiendo mi labio; él sabe perfectamente como hacerme perder la cabeza en cuestión de segundos con solo a penas sus dedos.

—Quiero que me folles Eddie, por favor, necesito que lo hagas—gimoteo sobre su boca revolviéndome en mi asiento.

—Tus deseos son órdenes mi amor-sonrie dejando un corto beso en mis labios sacando su mano de mi intimidad—Ven conmigo—toma mi mano levantandose del asiento haciendo que lo siga.

Por suerte ninguno de los chicos se percata de que nos vamos ya que están concentrados en la película; ambos salimos de la sala y a paso rápido Eddie me dirige hacia los baños de mujeres, durante una hora no estarán concurridos ya que todo el mundo está en sus respectivas salas.

Prácticamente me empuja hacia uno de los cubículos cerrándolo con seguro y me mira con una sonrisa vacilante; una de las cosas que más me gustan de Eddie es lo dominante que puede ser a la hora del sexo, por supuesto que también le encanta que sea al contrario pero en esta ocasión quiero que lo haga como él quiera.

No es la primera vez que tenemos relaciones, el siempre ha esperado a que yo estuviera preparada y cuando surgió simplemente me deje llevar; fue cuidadoso en todo momento para no lastimarme o no hacerme sentir incómoda. Pero eso no quita que a ambos nos guste el sexo salvaje, Eddie siempre está al tanto de si estoy cómoda o no en todo momento.

Su mano nuevamente vuelve a colarse directamente en mi vagina haciéndome temblar un poco, introduce sus dedos con fuerza arrancándome un gemido algo fuerte; pocos segundos después mis piernas tiemblan hasta que termino corriéndome sobre sus dedos.

𝑯𝒆𝒍𝒍 | 𝑬𝒅𝒅𝒊𝒆 𝑴𝒖𝒏𝒔𝒐𝒏Donde viven las historias. Descúbrelo ahora