Annabeth miró la fiesta que le parecía extremadamente aburrida, pero decidió no demostrarlo.
¡Faltaba dos lunas para que naciera naciera el hijo de Lord Miraz!
Miraba a su alrededor divertirse, pero Annabeth sabía que no estaban celebrando por el embarazo, sino porque querían emborracharse, y no les juzgaba. Ella también lo haría sino era que odiaba el alcohol.
—¡Que feliz te ves!—Gritó Betheo, su hermano mayor. El único que quería entre los seis.—. ¡Hasta dirías que hoy es el mejor día de tu vida!
—Fuera de mi camino, hueles mal.
Annabeth no podía entender como era que su hermano prefería estar en Telmar antes de viajar por Narnia. Para ella era estúpido. Si ella hubiera nacido como varón, no estuviera perdiendo su tiempo en Telmar.
—¡Oh! ¿Por qué me tratas tan mal?—Annabeth se separó de él y se subió al caballo.
—Daré una vuelta.
—Las mujeres no montan solas a caballo.—Río.—. Según nuestro padre.
—La reina Susan y la reina Lucy lo hacían, no entiendo porque yo no.
A Annabeth le encantaba escuchar las historias de los reyes del antaño. Le era curioso saber como desaparecieron por arte de magia.
—Era diferenteeee —Dijo alargando la última vocal.—. Ellas eran reinas, tú eres una simple campesina.
Annabeth soltó un suspiro y posicionó su espada bien. Era un obsequio de su hermano mayor, era grande y pesada. Era el mejor regalo que le habían hecho.
La mujer sacó unas monedas de su bolsillo izquierdo y se lo tiro a su hermano mayor.
—Emborráchate, coge un coma elíptico. Me da igual. Pero déjame en paz.
Betheo sonrió con ternura.—. ¡Gracias! ¡Buen paseo!
Annabeth suspiró al escucharlo y el caballo empezó avanzar. Ella no trataba así a su hermano, pero cuando él estaba borracho, era insoportable. No podía aguantar el mal olor y las tonterías que soltaba por la boca.
Lo único que le encantaba era montar a caballo, sentir el viento en su cara, sentirse libre. Pero era un sentimiento que no sentía siempre, pero lo poco que lo sentía, lo amaba.
Miró al frente y pudo notar como una flecha se le clavaba en el pie a su caballo, la chica solo pudo notar el golpe en su cuerpo. No gritó, solo sentía el dolor.
Sintió unas manos en su pelo. Ella abrió los ojos y pudo ver un rostro desconocido.
—Perdón, no era mi intención. De verdad, mis sinceras disculpas.
—¿Mickey?—Susurró la chica con preocupación. Ella se levantó con esfuerzo y empezó a mirar a sus lados.—. ¿Dónde está Mickey? ¿Qué hiciste con Mickey?
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𝐂𝐎𝐌𝐄𝐍𝐙𝐀𝐑 𝐃𝐄 𝐍𝐔𝐄𝐕𝐎.||. Las crónicas de Narnia.
FanfictionDonde Annabeth escucha unos terribles sollozos provenientes de una grande persona en medio de la oscuridad.