III. ¿Narnianos?

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—¡Maldición!

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—¡Maldición!

Exclamó la campesina al ser chocada con una rama gigante, cosa que hizo que cayera al suelo. Pudo ver marcharse a Minnie desde lejos.

Rodó los ojos al verla irse. Uhg, ni siquiera habían pasado tiempo juntas como para extrañarla, pero lo hacía. ¡Que vida llevaba! ¿Por qué su padre tenía que ser tan cruel con ella? ¿Por qué no la podía amar como a sus demás hermanos? No pudo evitar soltar un par de lágrimas al ver su situación. No tenía techo, ni comida, ni familia. Absolutamente nada.

—¿Por qué, padre? ¿Por qué me odias tanto? ¿Qué hice para merecer esto?—Gritó la pelinegra con furia. ¡Todo era tan injusto!

Annabella rápidamente se tensó al escuchar un ruido tras suya. No tenía espada, ni un arco para defenderse, ¿qué iba a ser si la abusaban? No podía vivir con ello.

Un caballo rápidamente pasó a su lado. ¿Podría ser Mickey? O Minnie, tal vez. Volteó y pudo ver a un hombre.

A Caspian, concretamente.

—¿Qué haces tú aquí?—Gritó la pelinegra acercándose a él.

Estaba feliz de habérselo encontrado, es decir, no estaba sola. Pero la interrumpió en el momento menos oportuno.

—¿Annabeth?—Preguntó el príncipe con una voz ronca.

La campesina rápidamente se acercó a él y se agachó para revisarlo, aunque no podía se mucho. Si no fuera por la luz de la luna, todo estaría a oscuras.

—Su Alteza, ¿qué ha pasado?

—Me persiguen.

—¿Perdona?

—Los guardias me persiguen.

Annabeth frunció el ceño.—. ¿Qué?

—Me quieren asesinar.

Annabeth pestañeo, una, dos y diez veces, confundida. ¿Por qué querrían matar al príncipe heredero?

—¿Has dicho 'asesinar'?

—Ayúdame.

—Oh mierda —Susurró la pelinegra.—. Lo lamento, príncipe. Pero no quiero morir.

Caspian se incorporó y le agarró el brazo a su nueva amiga.—. Por favor.

—¿Cómo pretendes que me meta con los guardias reales?

—Desafiaste a mi tío, ¿por qué no a unos guardias?

—¡Suéltame! No permitiré que me maten unos guardias de la realeza. ¡Prefiero hasta que me mate mi padre! Aunque puede ser una buena idea, si me matan los guardias, mi padre probablemente sentirá culpa por no haberme tratado bien. ¡Eso es, Su Alteza! ¡Que buena idea! ¿Dónde es que están esos cabrones?

𝐂𝐎𝐌𝐄𝐍𝐙𝐀𝐑 𝐃𝐄 𝐍𝐔𝐄𝐕𝐎.||. Las crónicas de Narnia. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora