Prólogo.

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—Es imposible sacar el dinero, Lady Strong

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—Es imposible sacar el dinero, Lady Strong.

Annabeth cerró los ojos con enfado. Sintió una mano tocar su muslo, intentando tranquilizarla.

—Mi esposo ha muerto, señor. ¿Cómo pretende que pagué yo las cosas? No puedo trabajar, no puedo ayudar a mi familia, ¿acaso usted no tiene empatía?

—Vuestro difunto esposo, Lord Strong, ha dejado vuestro dinero a manos de vuestro padre. No podré dárselo a nadie a menos que sea él en persona.

El banquero negó con la cabeza.

—Mi padre está enfermo. Vengo en representante de él, señor —Habló Bas, apoyando a su hermana.

—Así son las normas de nuestro banco. Aunque solo puedo darles veinte mil monedas de oro, ya que este está a tu nombre, Lady Strong. Los sesenta mil quedarán en el banco hasta que venga vuestro parte.

Annabeth suspiró al escucharlo, pero decidió asentir. Diez mil era suficiente para comprar la medicina.

—Démelo, entonces

El banquero sacó un pequeño saco y lo dejó en la mesa.

—Muchas gracias, vuelvan pronto.

Annabeth cogió con enfado la pequeña bolsa y se levantó junto a su hermano, abrieron la puerta y salieron de la oficina.

Se encontraba extremadamente enfadada. ¿Cómo no podía obtener la fortuna que era legalmente para ella?

Maldito Lord Strong.

Al salir del banco, Annabeth aceptó cogerle el brazo a su hermano y ambos empezaron a andar a su casa.

—Es un desgraciado. ¿No ve que somos hijos de nuestro padre? ¿Acaso no es suficiente para que nos de el dinero? Maldito.

Annabeth apretó los dientes al escuchar a su hermano.

—¿Para que me casé con el maldito viejo, entonces? Me casé con el pesado creyendo que nos beneficiaría, pero no, Lord Strong sigue molestándome hasta muerto.

Después de un año de irse a vivir a las Islas Naufragó, su padre había caído a cama enfermo, no tenían lo suficiente oro como para comprarle su medicina. De esta manera, sus hermanos y ella decidieron plantear un plan.

Ya que Annabeth era la única entre ellos que podía escalar más alto en las clases sociales, decidieron casarla con el señor Lord Karls Strong, un noble que recientemente había perdido a su esposa. Annabeth al principio el dio asco, pero su padre se encontraba enfermo. No podía rechazar la última oportunidad.

De esta manera, a los dieciocho se casó con Lord Strong. Aunque los primeros meses el Lord la trataba bien, a partir del onceavo mes el desgraciado no perdía la ocasión de humillarla delante del pueblo.

𝐂𝐎𝐌𝐄𝐍𝐙𝐀𝐑 𝐃𝐄 𝐍𝐔𝐄𝐕𝐎.||. Las crónicas de Narnia. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora