X. El amor no es suficiente.

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Annabeth miraba el bullicio del pueblo con un ramo de flores en su mano mientras estaba su mano estaba abrazada a la de su hermano mayor

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Annabeth miraba el bullicio del pueblo con un ramo de flores en su mano mientras estaba su mano estaba abrazada a la de su hermano mayor. Betheo.

Los reyes de Narnia y el príncipe estaban en los caballos. Annabeth sonrió al verlos felices.

—Es hermosa —Susurró asombrado el mayor.

Annabeth rodó los ojos.

—Todos lo sabemos, Betheo. Gracias por el dato que está recogido en los libros de historia.

—Va enserio. ¿Cómo una mujer así puede existir en este mundo?

—Concretamente porque no es de este mundo.

—Con razón.

Después de unos veinte minutos de caminata, los reyes y el príncipe bajaron del caballo y se juntaron entre todos. Annabeth apoyó su cabeza en el hombro de su hermano. Iba a doler.

—Narnia pertenece tanto a los Narnianos como al hombre —Habló Caspian.—. Los Telmarinos que quieran quedarse y vivir en paz pueden hacerlo. Pero para quienes lo deseéis, Aslan os devolverá a la tierra de vuestros antepasados.

—Salimos de Telmar hace generaciones —Gritó un hombre.

—No nos referimos a Telmar. Vuestros antepasados eran bandoleros del mar, piratas que se encallaron en una isla, ahí encontraron a una cueva, un abismo que los trajo aquí desde su mundo: el mundo de nuestros reyes y reinas. Puedo llevaros de vuelta a esa isla, es un buen lugar para quienes deseen volver a empezar.

—Yo iré —Dijo una voz femenina.

—Como fuiste la primera en hablar, tendrás un buen futuro en ese mundo.—Aslan puso su aliento en sus caras y se abrió un árbol.

La mujer se giró, se despidió y entró. Todo el mundo se sorprendió.

—¿Y si nos lleva a la muerte?

—Señor, si mi ejemplo puede servir de ayuda, llevaré a once ratones conmigo.

—Nosotros iremos.

—¿Nosotros iremos?—Preguntó Edmund sorprendido.

—Vamos, nuestro tiempo ha acabado —Dijo Peter mirando a sus hermanos.—. Al fin y al cabo, ya no nos necesitan aquí —Dijo dándole su espada a Caspian.

Caspian dudó en cogerla.—. La cuidare hasta que volváis.

—Está es la cuestión, no volveremos —Dijo Susan.

Annabeth frunció el ceño al escucharla. ¿No volverán? ¿Cómo es que no volverán? Annabeth se separó de su hermano y empezó a morder sus uñas.

Estaba nerviosa.

—¿Cómo es que no vuelven? ¿No volveré a ver a la reina Susan?

—¿No volveremos?—Preguntó Lucy triste.

𝐂𝐎𝐌𝐄𝐍𝐙𝐀𝐑 𝐃𝐄 𝐍𝐔𝐄𝐕𝐎.||. Las crónicas de Narnia. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora