Capitulo 1 ¿Me encontraras?

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Hola, soy la Mel del presente. Sé que esta historia ha tenido mucho apoyo, pero me da demasiada vergüenza, así que quise reescribirla. Sabía que se perdería la historia que mi yo del pasado creó, así que lo único que haré será mejorar la ortografía y un poco la narración. Sé que en este punto no soy la mejor, pero esta es mi primera historia y está muchísimo peor que mis historias actuales. Sin más que decir, te dejo continuar con la historia.
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T/n Miller

Salgo del instituto algo cansada y estresada; quería desaparecer en este momento. Toda la mañana me la pasé encerrada en mi mente y no presté atención en clase. Iba a reprobar los exámenes si seguía así. No era mi culpa, o bueno, ellos siempre hacían que todos los estudiantes nos quedáramos dormidos. Además, me costaba demasiado concentrarme en un lugar donde tenía que estar quieta y solo escuchaba a alguien hablar. Era un problema para mí.

Desde pequeña, o al menos desde que tenía trece años, me sucedía esto. Nunca entendí el porqué, pero aquí estaba. Mi madre siempre trató de llevarme con los mejores doctores, pero nada funcionaba. Todos le decían que era casi una adolescente y que era normal, pero yo aún no creía que fuera algo normal. Me perdía demasiado en mi cabeza.

—¿Oye, T/n, estás aquí? —preguntó mi amigo Daniel, sacándome de mis pensamientos.

A esto me refería; ni siquiera recordaba que él venía acompañándome. Era un poco frustrante para mí.

—¿Sí? —respondí un poco desorientada.

—¿Estás bien? Hace rato que te estoy hablando y no me contestas.

—Lo siento, Daniel, estaba distraída en mis pensamientos. ¿Qué pasa? —Ellos suelen entenderme bastante bien.

A Daniel lo conocía desde hace años, era mi mejor amigo desde que éramos pequeños. Nuestros padres siempre se conocieron, eran amigos desde el instituto. Crecimos juntos, junto con mi mejor amiga, Kim.

—¿Qué te parece ir por un helado? —sugirió mientras se detenía.

La idea del helado me gustaba, pero había tenido un largo día en el instituto y estaba cansada. Además, mi mente no me dejaba convivir demasiado. Aunque ellos lo sabían y entendían, sentía que era una carga para ambos. Quizás podríamos dejarlo para después; no estaba en mis cinco sentidos.

—Me encantaría, pero tal vez para después. Tengo algunas cosas que hacer en casa, y Bella me hizo prometer que llegaría temprano —dije, inventando lo último para que me soltara más fácil. Daniel no era una persona que aceptara un "no" tan fácilmente; me recordaba a mi hermano menor.

—Entiendo, podemos dejarlo para otro día. Nos vemos después —se despidió, tomando otro camino.

Aunque a veces veníamos juntos, en algún momento del camino nos separábamos, ya que él vivía en otro vecindario. Continué mi camino, aún perdida en mis pensamientos. A veces me frustraba tanto que solo quería arrancarme la cabeza.

Seguí dando pasos pequeños. Aunque llevaba rato quejándome de que quería llegar a casa, no quería. Solo necesitaba tiempo para pensar sola y encontrar la razón de por qué mi mente me atrapaba tanto. Después de un rato, empecé a escuchar mi nombre repetidas veces; quizás hasta me estaba volviendo loca, porque no había nadie por acá.

Continué, pero oí mi nombre con más fuerza. Salí de mi ensoñación y me detuve, volviendo la vista hacia atrás. Era mi mejor amiga, corriendo hacia mí con algo en las manos. Llegó con una expresión molesta, respirando agitadamente.

—Hasta que por fin me escuchaste —dijo, aún recuperando el aliento.

—No sabía que venías para acá.

ENAMORADA DEL CHICO DE LOS OJOS VERDESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora