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Elara se dirigió a la biblioteca y comenzó a ojear los libros sobre los licántropos. En estos ponía que los hombres lobo, durante su transformación, no atacaban a otros animales, pues no estaba en su naturaleza atacar a su manada.

Luego pasó a buscar libros sobre animagia. Este era un proceso bastante complejo y con gran margen de error. Un paso en falso y las consecuencias podrían ser enormes. Además, era ilegal.

Comenzó a leer.

Un animago o animaga es una bruja o mago con la capacidad de transformarse en un animal, conservando el pensamiento humano y la capacidad de razonar, aunque no tienen capacidad del habla...

Parte del proceso es mantener una hoja de una mandrágora en la boca de luna llena a luna llena. Esa misma hoja se usará para la creación de una poción, recitando un conjuro (Amato Animo Animato Animagus) diariamente, y bebiendo la poción para animagos durante una tormenta eléctrica.

Pasó a la siguiente página donde se explicaba cómo se debía elaborar la poción. Silenciosamente arrancó esa hoja y se la guardó en el bolsillo.

-Pobre libro- pensó-.

Salió de la biblioteca hacia la sala común de Gryffindor, tenía que encontrar a Remus. Cuando llegó a la sala común subió a la habitación de los chicos y entró.

James y Sirius estaban viendo quién tenía mejor puntería intentando encestar cualquier cosa en la papelera del baño, mientras que Peter aplaudía como loco.

-Elara: ¡Hola chicos! ¿Sabéis dónde está Remus?

Los tres muchachos la miraron con los ojos abiertos.

-Sirius: Ehh... Pues... Remus está...

-Peter: ¡En la enfermería!- dijo rápidamente y James lo reprendió con la mirada-.

-James: No se encontraba bien y ha ido a ver a Poppy. Pero no vayas a verle, puede que tenga gripe y es muy contagiosa- todo los hombros-.

Elara se congeló, ¿qué día era hoy? Se acercó al calendario y leyó: 1 de octubre.

-Mierda-

Hoy había luna llena. Miró su reloj de pulsera. En menos de diez minutos se tenía que reunir con la profesora McGonagall y el director Dumbledore.

-Elara: Bueno, en ese caso... ¡Me tengo que ir! Adiós James, adiós Sirius, Peter.

Salió corriendo y se tropezó al bajar las escaleras lo que hizo que cayese con un golpe sordo al suelo. Las tres cabezas de los merodeadores restantes se asomaron por la puerta de la habitación que casualmente era la más cercana a las escaleras (muy lista McGonagall).

-Elara: ¡Estoy bien!- le dijo a los chicos y se fue corriendo-.

Llegó justo a tiempo al despacho del director y aguardó fuera al tiempo que trataba de regular su respiración agitada por la carrera.

-McGonagall: Buenas noches señorita Potter, por favor sígame.

La condujo fuera del castillo y la llevo a una pequeña cabaña en el interior del bosque prohibido.

-Dumbledore: Buenas noches Elara, ¿Cómo estás?

-Elara: Algo nerviosa, señor.

-Dumbledore: No te preocupes, todo saldrá bien. La profesora McGonagall y yo hemos estado investigando sobre tu caso y tal vez no hayas adquirido la condición de licantropia en su máximo. Creemos que solo has absorbido una parte de tal modo que, en esta transformación, conseguirás más sentidos lobeznos.

-McGonagall: Pero por ahora no podemos afirmar nada. Así que mucha suerte, Elara.

Ambos profesores se marcharon dejando a la Potter sola en aquella cabaña. Estaba sellada, todas las ventanas estaban tapadas y habían puesto hechizos protectores en todo el espacio.

Elara aguardó, pero no fue hasta que la luna estuvo en su punto mas alto cuando comenzó a sentir una sensación de hormigueo. Pronto sintió como sus músculos se estiraban y como sus huesos se movían.

Cerró los ojos. Tenía miedo. Pero no dolía, si no que sentía una calma increíble. Eso la extrañó ya que las transformaciones solían ser muy dolorosas.

Cuando abrió los ojos pudo ver que su estatura había disminuido y que estaba cubierta de pelo.

Luego todo se volvió borroso y desapareció.

(...)

Por la mañana despertó aún estando en la cabaña. No recordaba nada de la noche pero si se sentía muy cansada.

-McGonagall: Señorita Potter, ¿Puedo pasar?- preguntó desde el otro lado de la puerta-.

-Elara: Por supuesto profesora, adelante.

La profesora entró y se acercó a ella. Comenzó a revisarle la cara, brazos, piernas... En busca de alguna herida o algo.

-McGonagall: Esto si que no lo entiendo- murmuró-.

-Elara: ¿Hay algún problema, profesora?

-McGonagall: No, no te preocupes querida, solo me he sorprendido.

Ambas volvieron de vuelta al castillo y se dirigieron al despacho de Dumbledore.

-Dumbledore: Bienvenida, ¿Que tal la noche?

-Elara: Extraña.

-Dumbledore: Cuéntame todo.

-Elara: Bueno, no pasó nada hasta que la luna no estuvo en su punto más alto. Luego, empecé a sentir un hormigueo por todo el cuerpo y noté como mis músculos y huesos se movían. Después abrí los ojos y vi que era mucho más baja que de lo normal. Luego ya no me acuerdo de nada hasta que desperté por la mañana.

-McGonagall: Tampoco tiene ninguna herida ni ningún daño, Albus.

-Dumbledore: Extraño- miró a la Potter- ¿Podrías enseñarme de nuevo tu cicatriz?

Elara asintió y le mostró su mordida en el hombro derecho. Era algo peculiar ya que no se veía claramente la marca de los dientes sino que tenía una silueta como de arrastre.

-Dumbledore: Creo que ya tengo explicación- pasó los dedos por la cicatriz y la chica se estremeció- Tal vez el hombre lobo no te llegó a morder sino que justo al ir a clavar sus dientes tú te moviste. Esto hizo que en vez de incarse, se arrastrase por tu piel simplemente arañandote. Pero al haber sido con los dientes, algunas cualidades se te transfirieron. >>

>> Es por eso por lo que no te transformaste hasta que la luna estuvo complente arriba- siguió contando- Es por eso que tú, realmente, no te transformaste en hombre lobo sino que en un lobo normal. Es por eso que, aún no teniendo consciencia durante la transformación, no te atacaste ni hiciste daño, ni siquiera el cambio te dolió. Eres muy afortunada, Elara.

La chica suspiró aliviada.

-McGonagall: Lamentablemente, te seguras transformando involuntariamente cada luna llena- la miró con lastima-.

¿Pero que importaba? Al menos no seria un licántropo ni sufriría las transformaciones.

Y tal vez pudiese hacer el proceso de animagía ya que este iba de ciclo lunar a ciclo lunar. Pero al transformarse pasada las dos de la madrugada, técnicamente lo completaba.

Entonces estaba decidido, haría el proceso de animagía.

ՏᎻᏆΝᎬՏͲᎪᎡՏ /ѕιяιυѕ ϐℓαϲκ/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora