Mi Mejor Pesadilla. Mi Peor Sueño. Peter Pan y _____. ||FINALIZADA|| ||EDICIÓN|

56.- La luz y la oscuridad

Vagué por mi antigua casa, estaba llena de polvo y telarañas, pero también de tantos recuerdos. El mundo en la tierra, había cambiado mucho, era bastante obvio, ya habían pasado casi diez años desde la última vez que estuve aquí.

Me dejé caer en las escaleras y escondí mi cabeza entre mis rodillas. ¿Por qué tenía que pasarme esto?
Siempre quise ponerle una buena cara al mal tiempo, pero ¿de qué servía? Llevaba toda mi vida sufriendo, consciente e inconscientemente.

Me arrebataron a mi hermana, mi padre murió, mi relación con ni mamá era un asco, mi vida en sí, era un asco. Tenía el mundo a mis pies, dinero a montones pero lo que más quería no existía. Mi héroe de la infancia, resulta ser un maldito demonio que secuestra a mi mejor amiga para querer matarla, y ¿Qué hice? Quise rescatarla pero encontré en él el amor con el que siempre soñé, esa complicidad de la que tanto hablaban en una relación.
Pasamos todos por un infierno y cuando creí que mi vida estaba por fin en orden, tuve a mi pequeña, que me arrebataron, ¡Jennifer! Esa que decía ser una de mis mejores amigas tuvo la culpa. ¡Al igual que Jackson que para variar no estaba muerto! Sólo fue un maldito egoísta que prefirió el poder que quedarse con su hija.

Y a pesar de todo, cuando mi historia comenzó mi corazón era rojo brillante, me cansé de ser pisoteada por todos y lo único que consigo es la villana del cuento. Pero ahora, ¿qué soy? ¿Sigo siendo la villana o ahora soy una víctima? Víctima de la circunstancias o de mi padre, de los celos de Jennifer.
Respiré hondo y tomé el valor de ver mi corazón. Era una piedra negra pero con una pequeña luz roja, aún latía, aún sentía y sigo viva.

Ayla era la niña más buena que había conocido en mi vida, era la luz que había aliviado la oscuridad en mí y Peter, que llegó a unir nuestras vidas aún más. Voy a vengarme, pero aún debo de honrar a Ayla.
Había una persona que había sufrido tanto o más que yo y esa era Sarah. Antes de regresar y arrebatarle su reino y a su padre, podía tener una última buena voluntad con ella.

      Estar nuevamente en una ciudad fue como un remolino de emociones, me había acostumbrado al campo y poca gente, pero aquí los edificios eran gigantes y había montones de personas por todos lados. Seguí el camino que se dibujó frente a mí al pensar en él y lo seguí. Si le iba a quitar a Jackson, tenía que regresarle a la única persona que había llenado su vida de luz.

Llevaba el cabello largo y atado en una coleta baja, una gabardina que por las fechas me pareció innecesaria, conversaba con una chica pelirroja que me miró mal.

— Oye, Jhon. —toqué su hombro y me crucé de brazos.

— ¿La conoces?

— Eh... —me analizó de pies a cabeza— ¡________!, ¿qué ocurre? ¡Por Dios! Ha pasado mucho tiempo, apenas y te reconocí.

— ¿_______?, ¿_______ Turner? Wow, ¿estás bien? Hace años que no nos veíamos, soy yo, DeNice.

— Hola. —me limité a sonreírle. Miré mi vestido y entendí porque todo el camino me miraban como bicho raro— Soy, eh. Actriz de teatro. John, vámonos, necesitamos hablar.

— ¿Sobre qué?

— Ya lo sabes. Vámonos.

— No, no puedo irme así como así. No voy a dejar a DeNice porque sí.

— Ah, entiendo. —nuevamente la miré— Te explico rápido, mi hija murió, mi esposo está fuera del país y necesito hablar con mi mejor amigo antes de que termine por aventarse de un puente. —lo tomé de la muñeca— Lamento llevármelo así.

— Oh, Turner... Lo siento mucho.

— ¿Hija?

— Sí, mi hija. Ya vámonos.