—Enserio chicos, tengo que irme a casa —limpié un par de lágrimas de risa—, ya son las diez de la noche —hice una mueca al ver la hora—, sí llego más tarde, tendré otra pelea con mamá, llevamos aquí todo el día —antes de que alguno pudiera responderme, el lugar se adornó con el ruido de las sirenas de las patrullas—.
—¿Qué es eso? —preguntó Sarah un tanto desconcertada—
—¿Qué pasaría si le decimos qué mentimos cuándo dijimos que estas carreras ya eran legales? —añadió Carl— Es una situación hipotética.
—¡Grandísimo trío de idiotas! —exclamó Jenny— ¿Por que hicieron eso?
—Porque sin ustedes nosotros somos nada, siempre las vamos a necesitar aquí —intervino Alex dándome su casco—. Vete a casa en mi moto, y llévate a Sarah, Jhon llevará a Jenny. Carl y yo les daremos tiempo de escapar.
—No te puedo dejar, Alexander —lo miré a los ojos—. Si te metes en problemas una vez más, tu mamá te va a mandar al extranjero.
—Tienes que hacerlo preciosa —me miró a los ojos, y plantó un pequeño beso en mis labios, no pude reaccionar, tantos años de conocerlo y nunca lo miré con otros ojos—. Tienes que confiar en mí —me guiñó el ojo—.
—Está bien —accedí subiendo a la moto—. Vamos Sarah se hace tarde —me puse el casco y ella el de Jhon—. Nos vemos mañana y puedes pasar más tarde por tu nena —dije refiriéndome a su motocicleta—.
Al cabo de pocos segundos, cada quién tomó su camino. Alex y Carl, Jhon y Jenny. Y yo con Sarah, mi mejor amiga, que aunque la quería mucho, había momentos en los que llegaba a fastidiarme, este era uno de esos, no dejaba de hablar de Peter Pan el gran héroe de su infancia.
—¿Sabes? Yo creó que algún día vendrá por mi —rodé los ojos—
—¡Claro!, después se van a enamorar y van a vivir felices para siempre ¿no? —dije ya un poco harta del mismo cuento de hadas, sin despegar la vista del camino—.
Odiaba esa carretera con mi alma, tan sola y en mal estado, lamentablemente la única que nos llevaba más rápido a casa de Sarah.
—Sé que existe, y nunca había visto a Peter de otra manera—.
—Sarah no quiero ser aguafiestas pero Pan no existe, entiende —la situación no ayudaba mucho a mi mal humor—.
Justo al termino de lo que le dije, la motocicleta se detuvo. Siempre lo supe, estoy salada. Ahora tenía que lidiar con una carretera peligrosa y una adolescente con mentalidad de una niña de cinco años.
—¿Qué es lo que pasa? —preguntó—
—No lo sé, sólo se detuvo —ambas bajamos—.
—¿El tanque no está vacío?
—No, Alex lo llenó después de pasar por mí.
—¿Algo en el motor? —insistió—
—No, todo esta bien, ¡ó eso se supone!, hace dos días Alex y yo la sacamos del taller.
—Es como si fuera —no la dejé terminar, había acabado con mi paciencia—...
—¡¿MAGIA?! Compréndelo, la magia no existe, y tu grandioso Peter Pan, no existe, ni el, ni campanilla, ni Garfio, ni los niños perdidos, y tampoco existe Nunca Jamás. ¡Ya madura, Palvin!
—¿Por qué no crees?
—Porqué no existe. ¡Tienes dieciocho años, ya basta!
—¡Antes creías!
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Mi Mejor Pesadilla. Mi Peor Sueño. Peter Pan y _____. ||FINALIZADA|| ||EDICIÓN|
Fanfiction-¡Es un idiota, egocéntrico, sin cerebro, malcriado, sin sentimientos! -exclamó ella- -No se que hace aquí, pero no la necesito -se dijo a sí mismo-. -¡Yo no pedí venir a este horrible lugar! -le gritó-. -¡Oye!, yo no pedí que te trajeran -respondió...